La insuficiencia cardíaca es una enfermedad crónica, en el transcurso de la cual puedes pasar por fases en las que estés estable y por otras en las que empeores. El corazón bombea menos de lo normal: esto hace que los órganos y músculos reciban menos sangre y que los líquidos queden retenidos en los pulmones y en otros lugares, como las piernas o el abdomen. Los síntomas más comunes son:
- Falta de aire o dificultad para respirar, especialmente cuando haces esfuerzos.
- Hinchazón de los tobillos y piernas.
- Sensación de falta de aire al acostarte plano en la cama.
- Necesidad de levantarte bruscamente de la cama por dificultad para respirar.
- Sensación de fatiga cuando realizas cualquier actividad.
- Debes pesarte cada día antes de desayunar y anotar el peso en la casilla correspondiente del cuaderno de control de peso o en un papel.
- Procura no beber en exceso: menos de 1,5 litros de líquidos al día.
- Debes evitar alimentos ricos en sal.
- No añadas sal a las comidas.
- Debes tomar los tratamientos tal como te los han prescrito.
- Haz un poco de ejercicio cada día.
- No fumes ni tomes alcohol.
- Avísanos lo antes posible si las cosas no van bien.
- Siempre que aumentes de peso más de un kilo en un día o más de tres kilos en una semana, ya que esto significa que estás reteniendo líquidos.
- Si ha habido algún cambio en los medicamentos que tomas.
Siempre que notes:
- Empeoramiento de la dificultad para respirar o del cansancio.
- Falta de aire al acostarte en la cama.
- Una dificultad para respirar repentina mientras estás acostado o durmiendo, que te obliga a sentarte para respirar.
- Hinchazón de los tobillos, las piernas o el abdomen.
- Empeoramiento del dolor en el pecho.
- Palpitaciones.
- Pérdidas de conciencia o mareo.