La prestigiosa revista científica NEJM recoge en su número del 4 de septiembre una carta al editor del Dr. Edoardo Melilli y la Dra. Elena García Romero, de los servicios de Nefrología y Cardiología del Hospital de Bellvitge respectivamente, sobre un xenotrasplante con un riñón de cerdo modificado genéticamente a un paciente con enfermedad renal terminal y una vasculopatía que murió 52 días después de la intervención a causa de una muerte súbita de origen cardíaco.
En la comunicación, los dos profesionales del HUB subrayan la conveniencia de que los xenotransplantes renales incluyan un examen cardíaco exhaustivo del paciente antes y después de la intervención.
Según detalla un artículo publicado previamente en el NEJM, la autopsia del paciente que recibió el xenotraplante de un riñón de cerdo editado genéticamente reveló una enfermedad coronaria grave y una hipertrofia ventricular izquierda considerable, de la que no se tenía conocimiento previo. Este trabajo también apunta al posible efecto negativo de la carencia de renalasa, una citocina producida por los riñones, en el desarrollo de la hipertrofia ventricular izquierda a partir de ensayos en modelos animales. Según estudios previos en modelos animales, la renolasa podría proteger contra enfermedades cardiovasculares y tener propiedades antifibróticas.
El Dr. Melilli y la Dra. García Romero indican en la comunicación que, aunque la renalasa está presente en varios vertebrados, carecen de investigaciones sobre su efecto en los xenotransplantes de órganos porcinos. De esta forma, aunque la relación entre la renalasa y el episodio cardíaco del paciente descrito es especulativa, "creemos que los futuros xenotransplantes renales deberían incluir un examen exhaustivo de la remodelación cardíaca antes y después de la intervención".
El NEJM también recoge en la misma publicación la respuesta de dos de los autores del trabajo previo sobre el xenotrasplante mencionado, los Drs. Tatsuo Kawai y Leonard V. Riella, MDD, del Massachusetts General Hospital de Boston, que se muestran de acuerdo en que los estudios futuros deberían evaluar el papel de la renalasa y otros factores específicos de los órganos en la fisiología de los xenoinjertos, especialmente en receptores con enfermedades cardíacas subyacentes.