Descubre detalles clave sobre el estudio electrofisiológico
Es una prueba diagnóstica para pacientes con enfermedades del corazón, o con sospecha de estas enfermedades, que sufren alteraciones del ritmo cardíaco (arritmias).
Permite conocer el tipo y gravedad de las arritmias, la zona del corazón donde se originan y los trastornos que producen.
Sirve también para enfocar mejor el tratamiento a aplicar.
El día de la prueba es necesario estar con el estómago vacío, por lo que no se debe comer ni beber nada durante las 6 horas previas a la exploración. Es necesario bañarse o ducharse el mismo día. Si se está ingresado en el Hospital, el responsable de enfermería explicará la preparación a realizar y administrará los cuidados necesarios.
Antes de la prueba rasurarán la ingle o el brazo dependiendo del lugar a pinchar.
El paciente está tumbado en una mesa, consciente, en ocasiones sedado. Le aplicarán anestesia local en la zona de punción (habitualmente ingle), para que la prueba no sea dolorosa. A través de las venas de esta zona introducirán unos catéteres (cables muy delgados, largos y flexibles) que se dirigirán hacia el corazón mediante control por radioscopio.
Los catéteres sirven para registrar permanentemente la actividad eléctrica del corazón desde su interior, pero también sirven como marcapaso cuando se conectan a un aparato estimulador externo. A veces es necesario administrar algún fármaco durante la prueba para precisar el diagnóstico de la arritmia. La duración del estudio es variable.
La inyección de anestésico local produce una sensación de ardor, que suele ser momentánea, pero el resto de la prueba es prácticamente indolora.
Una vez realizada la prueba es necesario estar en cama durante varias horas.
Los beneficios derivados de la realización de esta prueba superan los posibles riesgos. Por este motivo se indica la conveniencia de que sea practicada. Si aparecieran complicaciones, el personal médico y de enfermería está capacitado y dispone de los medios para tratar de resolverlas.
Durante la prueba se pueden notar palpitaciones provocadas por los catéteres o por efecto de la medicación administrada.
Pueden aparecer molestias ligeras en la zona de punción e incluso un hematoma que se reabsorberá casi siempre espontáneamente. Son muy raras otras complicaciones relacionadas con el procedimiento (flebitis, trombosis venosa o arterial, hemorragia para la que sea necesaria transfusión, perforación cardíaca con taponamiento, embolia pulmonar o sistémica), si bien algunas de ellas son graves y requieren actuación urgente; el riesgo de muerte es excepcional.
En alguna ocasión puede ser imprescindible recurrir a un choque eléctrico para resolver un repentino problema.
De todas formas, estas complicaciones suceden en contadas ocasiones y todo el personal está preparado, así como la sala de exploraciones, para solucionar los problemas que pudieran presentarse.
