Según las estimaciones de la Asociación de Dispositivos Médicos Reprocesados (AMDR), producir un nuevo catéter genera aproximadamente 3.92 kg de CO2, mientras que reprocesarlo supone sólo 1.93 kg. Esto supone una reducción del 49% de las emisiones por cada dispositivo.
De esta forma, gracias a los 373 catéteres suministrados a la empresa responsable de su reacondicionamiento ha sido posible alcanzar una reducción de 742 kg de emisiones de CO2 en el hospital, un 46% menos que el año anterior en este ámbito, y equivalente de lo que contamina un coche al conducirlo durante 3041km.
El hospital consume anualmente entre 1.500 y 2.000 catéteres en diferentes procedimientos electrofisiológicos, como las ablaciones para tratar las arritmias. Hasta un 30% de estos dispositivos pueden entrar en el circuito de recogida y adquisición de catéteres reprocesados impulsado por el HUB.
Aunque se trata de una experiencia pionera en los hospitales públicos de Cataluña, en otros países europeos es un procedimiento habitual. En Alemania, por ejemplo, entre un 20% y un 25% de los catéteres que se utilizan son reprocesados. Gracias a todo un sistema de limpieza y esterilización y hasta una veintena de tests mecánicos, microbiológicos y visuales, entre otros, el resultado final es un catéter con las mismas garantías, funcionalidades y marcado CE de uno nuevo, y que por tanto vuelve al circuito de aprovisionamiento de los centros hospitalarios.