Síndrome postvacacional: recomendaciones a seguir

Volver a la rutina después de las vacaciones puede ser todo un reto. Descubre por qué nos cuesta tanto y qué puedes hacer para vivir este momento de la mejor manera.

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¿Te ha pasado alguna vez que has vuelto de vacaciones y en vez de sentirte descansado/a o feliz, estás angustiado/a, molesto/a o incluso triste?

Esto se llama síndrome postvacacional y es más común de lo que parece. De hecho, el síndrome postvacacional no es un diagnóstico clínico, no es una enfermedad. Por eso, es mejor utilizar el término "síndrome postvacacional" en lugar de "depresión postvacacional". 

Desde la psicología se entiende el síndrome postvacacional como una dificultad para adaptarnos. Pasamos de un período en el que estamos tranquilos, relajados, sin horarios, a un momento en el que volvemos a las obligaciones, a las exigencias... Esto puede conllevar una afectación física y una reacción emocional que es real, y que puede durar desde unos días hasta dos semanas.

Si empezamos a experimentar algunas de estas sensaciones, debemos reconocerlo y seguir las siguientes recomendaciones para evitar que se prolongue en el tiempo o incluso, que llegue a sucedernos.

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  • Sería muy importante que, al volver de nuestras vacaciones, lo hagamos con unos días de margen antes de reincorporarnos al trabajo.
  • Antes de regresar a la rutina, debemos dedicar un espacio de tiempo a recuperar los hábitos de sueño y de alimentación, y hacerlo de manera consciente.
  • Volver al trabajo, siempre que sea posible, de forma gradual.
  • También debemos tener en cuenta, a la hora de planificar nuestros objetivos y tareas, intentar que sea de la manera más realista posible, que resulte asumible para lo que podemos afrontar en los primeros días de la vuelta.
  • Separar muy bien el tiempo de nuestro día a día en el ámbito laboral del tiempo personal. Es decir, contar con momentos dentro de nuestra rutina diaria, fuera del trabajo, para retomar aficiones, llevar a cabo hábitos de autocuidado o realizar actividades agradables. 

Es muy importante que, además de todas estas recomendaciones, tengamos en cuenta que esto existe. No debemos patologizar este malestar, sino entender que forma parte de un contexto concreto y, por lo tanto, debemos respetarlo y validarlo, también. 

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De hecho, la mayoría de nosotros nos adaptamos a esta situación con éxito y no necesitamos recurrir a la terapia psicológica. Pero atención: si este malestar persiste en el tiempo y no encontramos mejoría, será importante intentar identificar si existe algún factor que pueda estar causándolo, como una sobrecarga laboral, una situación de acoso en el trabajo o dificultades para conciliar los diferentes ámbitos de nuestra vida con el ámbito laboral.

En ese caso, te recomendamos que pidas ayuda y consultes a un profesional de la salud mental.

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