El preservativo es uno de los métodos anticonceptivos más accesibles, eficaces y seguros para prevenir tanto embarazos no deseados como la transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS). Sin embargo, para que cumpla su función de forma adecuada, es fundamental usarlo correctamente.
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Prevención de ITS: protege frente a infecciones como VIH, clamidia, gonorrea, sífilis o papilomavirus.
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Anticoncepción eficaz: usado de manera adecuada, tiene una alta tasa de efectividad para evitar embarazos.
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Disponibilidad y sencillez: es fácil de conseguir, no requiere receta y puede utilizarse en cualquier momento.
- Comprobar la fecha de caducidad: un preservativo caducado puede perder resistencia.
- Revisar el envase: no debe estar dañado, abierto ni expuesto previamente al calor o la luz.
- Abrir con cuidado: nunca usar tijeras ni dientes para evitar rasgaduras.
- Colocar desde el inicio de la relación sexual: el contacto sin preservativo, aunque sea breve, puede transmitir infecciones.
- Dejar espacio en la punta: apretar el depósito del preservativo al colocarlo evita que se acumule aire y se rompa.
- Usar lubricante compatible: los lubricantes de base acuosa o de silicona son los más seguros; evitar los aceites, que deterioran el látex.
- Un solo uso: nunca reutilizar. Tras eyacular, sujetar la base al retirar el pene para evitar deslizamientos.
En caso de rotura o deslizamiento:
- Acudir a un centro de salud lo antes posible para valorar profilaxis postexposición frente a ITS o anticoncepción de emergencia.
- No esperar ni sentirse avergonzado: el equipo sanitario está para ayudar y ofrecer soluciones.
El preservativo no solo es un método anticonceptivo, sino también una herramienta clave de salud pública. Usarlo correctamente significa cuidar de ti y de tu pareja, disfrutando de las relaciones sexuales con mayor seguridad y tranquilidad.