La endometriosis es una enfermedad ginecológica crónica que afecta aproximadamente a 1 de cada 10 mujeres en edad fértil. Se produce cuando el tejido similar al que recubre el interior del útero (endometrio) crece fuera de ese órgano, provocando inflamación y, a menudo, dolor.
- Dolor menstrual intenso (dismenorrea), que puede interferir con la vida cotidiana.
- Dolor pélvico crónico, no siempre asociado a la regla.
- Dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia).
- Problemas digestivos o urinarios relacionados con el ciclo menstrual.
- Dificultad por quedar embarazada (infertilidad en algunos casos).
Los síntomas pueden variar mucho de una persona a otra, y la intensidad del dolor no está siempre relacionada con la extensión de la enfermedad.
La causa exacta de la endometriosis todavía no está del todo clara, pero algunos factores asociados pueden ser:
- Antecedentes familiares (madre o hermanas con endometriosis).
- Antecedentes de cirugías ginecológicas (cesárea, miomectomía...).
- Primera menstruación en edades muy jóvenes.
- Ciclos menstruales cortos y reglas abundantes o prolongadas.
Se recomienda seguir una dieta equilibrada y predominantemente antiinflamatoria.
El diagnóstico puede tardar años porque los síntomas se asemejan a otros problemas ginecológicos. Los métodos más utilizados son:
- Historia clínica detallada y exploración ginecológica.
- Ecografía transvaginal.
- Resonancia magnética en casos seleccionados.
- Laparoscopia diagnóstica (procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo).
La endometriosis no tiene un cuidado definitivo , pero hay opciones para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida:
- Tratamiento médico: analgésicos y tratamientos hormonales (anticonceptivos, progestágenos, análogos de GnRH).
- Tratamiento quirúrgico: extirpación del tejido endometriósico cuando los síntomas son graves o existe afectación de órganos.
- Apoyo multidisciplinar: fisioterapia de suelo pélvico, soporte psicológico y asesoramiento en fertilidad.
Se recomiendan terapias no agresivas en caso de querer conservarse la capacidad de quedarse embarazada.
- Seguimiento médico regular con el equipo de ginecología.
- Estilo de vida saludable: alimentación equilibrada, ejercicio moderado y técnicas de relajación pueden ayudarle a controlar el dolor.
- Apoyo emocional: participar en grupos de soporte o compartir experiencias puede reducir el impacto psicológico.