Desde su Bellpuig natal, Jaume Berengué llegó a Barcelona a finales de los años 60. Recuerda que la ciudad le acogió con los brazos abiertos, "fue un amor a primera vista que aún perdura". Empezó a trabajar en el Hospital de Bellvitge como celador mientras estudiaba Enfermería, pero un máster de gestión cultural lo puso en el camino que le llevaría a la creación, en 1989, de Bellvitge Art. Hasta el año 2015, desde Bellvitge Art se impulsaron cientos de exposiciones y actividades culturales que han dejado una profunda huella.
- ¿Cómo surge la idea de poner en marcha Belvitge Art hace más de tres décadas?
A finales de 1989 eran tiempos preolímpicos llenos de optimismo y un grupo de profesionales propusimos crear un espacio de cultura en el hospital, que fue muy bien recibido por la gerencia, con la única condición de que fuera una iniciativa con continuidad. Dicen que para caminar hay que dar el primer paso, y lo hicimos el 22 de diciembre de ese año con una exposición producida por el Ayuntamiento de L'Hospitalet, con fondos propios del Centro de Arte Alexandre Cirici y la participación del grupo de teatro del hospital con una performance creada para la ocasión, bastante divertida. Después fue un no parar de propuestas muy variadas, siempre con la voluntad de llegar a diferentes públicos dentro y fuera del hospital y acercar el centro a su entorno más inmediato de una forma amable, en que salud y cultura iban de la mano.
- ¿Qué os proponíais al empezar?
Lo cierto es que Bellvitge Art surgió de una forma totalmente imprevista, sin referentes. Salas de exposiciones había muchas, pero relacionar cultura y salud fue un reto interesante, que afortunadamente tuvo muy buena aceptación.
- Hasta el año 2005 Bellvitge Art organizó 230 exposiciones, pero ¿cuántas fueron en total, teniendo en cuenta que estuvo activo hasta el 2015?
Fueron más de 500 exposiciones en los diferentes espacios en los que se se desarrolló la actividad durante más de 25 años.
- ¿Cuáles son las exposiciones o actividades impulsadas por Bellvitge Art que recuerdas con más cariño o de las que te sientes más orgulloso?
Al concurso de dibujo infantil le tengo un especial cariño. Hacíamos la convocatoria, se exponían los dibujos que los progenitores habían seleccionado cuidadosamente y alrededor de Navidad se hacía la entrega de premios en el salón de actos, lleno de criaturas disfrutando de la fiesta infantil. Además, los niños y niñas de ahora son el futuro, hay que mimarles todo lo posible.
- Bellvitge Art organizó diferentes exposiciones colectivas del personal del hospital ¿Qué recuerdas de esas exposiciones? ¿Cómo eran recibidas por los profesionales?
La muestra de autores del hospital ha sido un hito anual imprescindible, un encuentro de cincuenta profesionales del hospital que dedican su tiempo libre a actividades artísticas. Para los que no tenían mucha producción artística se convertía en estimulante y a menudo se planteaba con el tiempo realizar una exposición individual, disfrutando así del reconocimiento de los compañeros de trabajo e iniciando una tarea creativa.
- Tú también participabas en aquelles exposiciones, ¿no?
He participado año tras año en la muestra de autores con obras difíciles de etiquetar, haciendo uso de materiales muy diversos y con un resultado final moderadamente polémico.
- Un caracol se convirtió en el símbolo del Bellvitge Art y un obsequio que recibían los amigos honoríficos del centro. Explícanos un poco la historia de este caracol...
En el cuarto de siglo de funcionamiento de Bellvitge Art, estuvimos ubicados en diferentes espacios, adaptándonos a las necesidades asistenciales de cada momento. Había que ser como un caracol, no tener prisa y encontrar nuevos espacios donde seguir haciendo nuestra tarea. Por otra parte, con motivo del décimo aniversario del proyecto se institucionalizó el nombramiento de amigo honorífico de Bellvitge Art para todas aquellas personas y entidades que con su presencia y colaboración contribuyeron al éxito del proyecto. De esta forma, recibían un caracol de vidrio multicolor para agradecer su solidaria colaboración.
- ¿Y cuál dirías que fue la exposición más singular o curiosa que se organizó desde Bellvitge Art?
En todo esta trayectoria hemos tenido el tiempo y las ganas para montar exposiciones singulares, y en particular quiero destacar las que relacionan medicina y arte. Recuerdo las exposiciones que organizamos con motivo del día de Sant Jordi en torno a los chistes médicos, de la mano de grandes humoristas, como Antonio Fraguas –Forges-, el Roto; Jaume Perich; Gila; José Luis Martin -Mena-; Maikel, un clásico de El Jueves; Eneco Las Eras –Eneko-; Lluïsot o Francesc Vila i Rufas -Cesc-. Tengo muy buenos recuerdos de esos Sant Jordi llenos de humor, rosas, música y ambiente festivo. Otra que no quisiera dejar de recordar es Rayando el yeso. Los enfermos pasan por traumatología y salen con un yeso blanco, luminoso, que incita a realizar dibujos. Tachando el yeso ha sido una muestra de estos trabajos espontáneos de muchos enfermos que usualmente acaban en la basura y ocasionalmente se pudieron ver en una exposición.
- ¿La actividad más longeva fue el concurso de fotografía no? Además, logró un recibimiento muy especial entre los profesionales...
En el ámbito científico el uso de la fotografía es una práctica cotidiana y los profesionales que se dedican a ella están muy familiarizados con esta técnica. ¡Además, la cámara fotográfica se convierte en tiempo de ocio o de vacaciones en una compañía inseparable! El concurso de fotografía fue una forma para que este material no quedara inédito y pudiera ser disfrutado por todos. Se podían presentar hasta 3 fotografías en dos temáticas: libre y hospital, por tanto sanitaria. Se exponían, el jurado hacía su valoración y, a la hora de entregar los premios, se organizaba una conferencia temática a cargo de reconocidos fotógrafos.
- ¿Qué figuras destacadas de la cultura recuerdas por su paso por alguna de las actividades de Bellvitge Art?
Conseguir presentar 500 exposiciones es el resultado de un sumatorio de aportaciones de muchas personas que nos han hecho llegar su creatividad. Estoy seguro de que si hacemos esta pregunta a los profesionales que trabajan o han trabajado en el hospital estos 25 años tendríamos pocas coincidencias, y seguro recordarían más obras concretas o exposiciones puntuales que el nombre de los autores. También ha sido fundamental la implicación de una serie de personas, más o menos anónimas, que siempre que se ha pedido colaboración, les ha faltado tiempo para aportar tiempo y esfuerzos a un proyecto que han visto como propio, de una forma altruista y desinteresada. Estas personas han sido granos de arena indispensables para realizar una montaña interesante. Además, Bellvitge Art ha sido un cajón de sastre, facilitando actividades diversas, desde un campeonato intercentros de tenis o fútbol-sala; a un encuentro para pintar el muro del helipuerto de forma participativo-festiva, con la presencia de trabajadores, sus hijos y vecinos del barrio de Bellvitge. También quiero recordar que la música ha tenido una presencia destacada en el hospital, en el salón de actos o con motivo de la Diada de Sant Jordi, o en la misma sala de exposiciones, con interpretaciones de profesionales del hospital que han logrado emocionar al público asistente. La biblioteca del usuario ha sido otro instrumento de acercamiento de la cultura a enfermos ingresados mediante la colaboración de voluntarios y estudiantes de enfermería. Por último, ha sido imprescindible el trabajo bien hecho del servicio de Audioviosuales: ¡tarjetas de mano, puntos de libro, carteles para los concursos, etc que cuando los ves juntos impresiona! y además permite ver la evolución del material gráfico a lo largo de los años. El equipo de comunicación en diferentes épocas o la gente de mantenimiento...
- Como resumen, ¿qué crees que aportan expresiones y actividades culturales como las que impulsó Bellvitge Art a un centro como el Hospital Universitario de Bellvitge?
El proyecto cultural Bellvitge Art se planteó con la mirada puesta en la reivindicación de la cultura como una compañía necesaria y beneficiosa, tanto para los pacientes como para los profesionales que trabajan cada día en un hospital como éste. Entiendo el acceso a la cultura como un derecho que debemos ejercer en cualquier circunstancia, como el ingreso en un hospital. La pérdida temporal de la salud no debe llevar asociada la pérdida del derecho a acceder a la cultura.
Aquí podéis ver un resúmen en imágenes de la actividad de Bellvitge Art