“La cerámica tiene 6000 años de antigüedad documentada, ¡es un mundo tan rico que no te lo acabas!”
Con 10 años, Mei puso a secar al sol sus primeras piezas hechas con el barro del río Sec, en Alicante. Desde entonces, su relación con la cerámica se ha ido moldeando capa a capa, hasta llegar a su taller, donde sigue experimentando con materiales, texturas, temperaturas de cocción, formas y pigmentos.
- Todos hemos jugado con el barro y la plastilina cuando éramos niños, ¿cómo fue tu iniciación?
Recuerdo desde siempre haber tenido interés por coger la tierra húmeda y darle forma con las manos. Mis padres tenían una casa en el campo en Alicante, entre Mutxamel y Xixona. Cerca estaba el rio Sec, que no lleva mucha agua, pero que cuando llovía se llenaba de una tierra húmeda muy dúctil, de hecho era una arcilla. Allí me iba a jugar, modelaba cosas y después las ponía a secar. Pasadas unas horas, volvía a ver cómo habían quedado, creo que tenía 9 o 10 años.
- Y te lo tomaste muy en serio, creo...
Soñaba que podría trabajar como artesana, haciendo cerámica, pero te vas haciendo adulta y ese sueño va quedando atrás, y empiezas a buscar algún empleo que te dé una cierta estabilidad, que te permita ganarte la vida sin quebraderos de cabeza. Quizás si hace 50 años hubiera sido adulta y no una niña, las cosas podrían haber ido de otra manera, porque en Alicante existía mucha tradición alfarera, por ejemplo con las hogueras de Sant Joan, algo parecido a las fallas, que ocupaban en artesanos durante todo el año para hacer las estructuras en arcilla sobre las que se ponía el cartón-piedra que daba forma a la figura. Sin embargo, cabe decir que una de las razones que me llevó a Barcelona fue una exposición en la Caja de Ahorros de Alicante sobre cerámica y la Escola Massana, l’any 1983. Quedé fascinada por aquella muestra de cerámica contemporánea.
- ¿Y te viniste a Barcelona para estudiar cerámica en la Massana?
Vine a Barcelona, sí, y fui a matricularme a la la Escola Massana, pero en hacer la inscripción escogí finalmente Gráfica Publicitaria por aquello de las posibilidades laborales. Enseguida empecé a trabajar, porque en el campo del diseño gráfico estaba todo más estructurado, con salidas laborales de diseño industrial, artes gráficas, editoriales, en pequeños estudios gráficos, que entonces eran abundantes.
- ¿Te desligaste de la cerámica?
Ha sido un camino un poco revirado. En verano, cuando volvía a casa de mis padres, tenía la oportunidad de marranear un poco con el barro, pero era algo diferente, una especie de manualidades que hacía con unas planchas agujereadas. Por otra parte, antes de venir a Barcelona había realizado dos cursos de artes plásticas y de modelado en barro, tenía una serie de palillos y utensilios de modelar que había que cuidar y limpiar con aceite, y que todavía conservo. Estando ya en Barcelona, hice también varios cursos de verano en la Escola de Ceràmica de la Bisbal de l’Empordà. Luego si que desconecté de la cerámica algunos años, me dediqué más a dibujar, porque para hacer cerámica necesitas ir a un sitio bien equipado; en casa tener un taller era muy complicado, porque además de que se ensucia todo, hay materiales tóxicos porque tienes que jugar con óxidos y otros muchos materiales.
- ¿Hay un punto de regreso no?
¡Por supuesto! En 2010 vuelvo a la cerámica. Estuve un tiempo de baja y me ayudó mucho empezar a ir al taller cercano a casa de una artesana japonesa, Missako Homma, una ceramista excepcional con los esmaltes y con el torno, que se había formado en Japón, donde tienen una visión de la cerámica muy distinta a la nuestra. Estuve allí como un año. Después estuve también en el taller de Hospitalet de otra artista, la chilena Nevenka Pavic. Quizá como consecuencia de todo esto, decidí montarme un pequeño taller, porque en mi casa no podía tenerlo, ¡no tenía espacio! Con la experiencia ya tenía muy claro todo lo que necesitaba, ese horno, ese torno, las materias primas… Fue una inversión considerable, pero son elementos muy duraderos. Un horno cerámico, si lo cuidas te dura toda la vida, y el torno también. Esto fue en 2012. El taller propio te da la oportunidad de hacer cerámica cuando quieras, porque sino la opción eran espacios de coworking, pero suelen ser talleres muy grandes donde tienes un espacio mínimo con un precio desmedido, y además debes pagar las cocciones aparte. Ahora tengo la cerámica como un hobby, porque el trabajo y la vida cotidiana no te dejan demasiado tiempo libre. Ahora dedico pocas horas, unas 30 mensuales.
- ¿Cómo se pone en marcha tu proceso creativo?
Muchas veces todo comienza como un pequeño reto a partir de una pieza ya hecha que te gusta y quieres reproducir. De esta forma, primero la imito y después ya introduzco algunos cambios. La cerámica tiene documentados unos 6000 años aproximadamente, con cientos o miles de técnicas y procesos descritos. Por ejemplo la de la cuerda seca, que es originaria del Islam. Nosotros fuimos receptores, por lo que se consolidó y tenemos escuelas muy destacadas en esta línea, por ejemplo en Valencia; la cerámica de efecto metálico, los dibujos en cobalto y en cromo… existe una riqueza increíble de técnicas, materiales, pigmentos... A mí me gusta más que hacer piezas de autor experimentar con materiales, combinar procedimientos. .hago así muchas pruebas, también con el color, y las voy documentando. También me interesa el tema de la fotocerámica. Los pigmentos se añaden con la luz solar y vas viendo cómo cambian hasta alcanzar el resultado final, como con el revelado de una foto tradicional. Me gusta mucho experimentar con el color. En resumen, el de la cerámica es un mundo que no te lo acabas. Y después está la emoción del horno: puedes prever lo que va a salir, pero siempre tiene un punto de incertidumbre.
- ¿Y cómo es el proceso para realizar una pieza cerámica?
Empieza con en el torno. Yo, que soy aficionada, puedo darle forma a una pieza en unos 10 minutos, pero un profesional lo haría en 1 minuto, o menos. Es un proceso largo, la pieza debe secarse antes de entrar en el horno y esto son como mínimo tres días, es decir, que de prisa ninguna. Los siguientes pasos dependen del proceso que quieras aplicar. Si quieres darle solera, el pequeño borde de la base que entrará en contacto con el horno, debes cuidar de no sobrepasar el punto de secado para que sea dúctil. A continuación, todo depende si haces engobe, una arcilla para dar color a la pasta o crear una capa intermedia entre la pasta y el esmalte. Se aplica sobre la pieza cruda antes de la segunda cocción. Una vez en el horno, son necesarias unas 12 horas de cocción como mínimo y otras tantas para que baje la temperatura. Entonces la pieza sale en crudo y si la quieres esmaltar tendrá que entrar otra vez en el horno para una segunda cocción, aunque hay materiales que permiten la monococción. Los esmaltes son especiales para alfarería y con los mismos parámetros de dilatación que el barro, porque si no se agrietaría. Después ya te enamoras de la pieza. Hago series de tazas, quizás de 20 piezas, con sus dibujos, es un proceso más o menos seriado, porque es artesanía, no hago serigrafiados porque esto ya es de carácter industrial. Añado algún dibujo y entra de nuevo en el horno y ya está.
- ¿Has expuesto tu cerámica alguna vez?
No, porque lo que hago creo que está entre la artesanía y la manualidad. No voy por la vía de hacer piezas de arte contemporáneo, no me planteo hacer cerámica para sentir que estoy haciendo una obra de arte, simplemente me gusta comer y beber en mi casa con los platos y tazas que he hecho, o iluminarme con una lámpara que también ha salido de mi taller. Sin embargo, sí que hago de vez en cuando alguna pieza más “artística”, como un estudio anatómico modular del que estoy especialmente satisfecha y que tengo en el taller. Por otra parte, antes iba a ferias a Barcelona y sí que he vendido muchas tazas, por ejemplo. Nos juntábamos con dos ceramistas más y vendíamos conjuntamente. Después, a partir de la pandemia, dejamos de hacerlo.
- ¿Y de todo ese universo tan enorme de la cerámica que te interesa hoy por hoy más?
Ahora estoy con el esgrafiado, donde vas dibujando sacando capas. También tengo hechas muchas pruebas de color con diferentes materiales que me gustan bastante. Hace poco he tenido que reajustar el horno y esto me obligará a reevaluar los datos con los colores que tenía registrados, hay que ver si la temperatura se ha desviado mucho. Y hay multitud de publicaciones y revistas que debes seguir para mantenerte al día. En cualquier caso, la cerámica me llena totalmente, cuando entro en el taller no existe nada más, me olvido de todo lo demás.