La infermera de l’Hospital de Dia de l’Hospital de Bellvitge comparteix la seva passió pels castells, una afició que va descobrir gràcies a la seva filla. En aquesta entrevista, Tarrés ens parla de la seva experiència com a membre de la colla castellera del Poble Sec, on forma part de la pinya, i ens explica com els valors del món casteller, com la força, l'equilibri, el valor i el seny, es traslladen al seu dia a dia a l’hospital.
¿De dónde te viene la afición por los castells?
Siempre me ha parecido fascinante ver a la gente que sube, y sentía mucho respeto por ellos. Después de que naciera mi hija mayor, empezamos a asistir a las típicas diadas en la plaza Sant Jaume, lo cual a ella le encantaba. Un buen día escuchamos desde casa los timbales que venían del casal del barrio. Nos asomamos por la ventana y vimos que estaban ensayando castells. Fuimos, mi hija probó a subir, y así nos unimos a la colla de castellers de Poble Sec, donde ella fue enxaneta. Ahora ya es mayor, tiene 15 años y ha subido a tercios, cuartos... Yo formo parte de la piña.
La piña es la base de todo, ¿es así?
Evidentemente, sin piña no puede haber castillo. La piña proporciona soporte y fuerza. Aunque es posible hacer castillos sin piña, son mucho más seguros con ella. La idea es no caer [ríe], pero si lo hacemos, la piña nos protege.
En el hospital, ¿hacéis mucha piña?
¡Claro! Tenemos muy buen ambiente. Soy enfermera en el Hospital de Día y realizo tratamientos intravenosos a pacientes con enfermedades crónicas o raras, como enfermedad inflamatoria intestinal, Crohn, colitis o enfermedad de Fabry. Nos encargamos de administrar los tratamientos mensuales o quincenales, según la necesidad de cada paciente. · Fuerza, equilibrio, valor y sensatez es el lema de los castells.
¿Se puede trasladar a tu trabajo de enfermera?
Sí, pero la fuerza es más mental que física. Debemos mantener la calma y la concentración, enfocarnos, sobre todo, en los que están arriba o, en nuestro caso, en los pacientes. Si tengo miedo, el castillo se moverá. Si pienso que voy a caer, aquello empezará a moverse aún más. Todos debemos creer que podemos cargar el castillo y lograrlo. El equilibrio también es importante: tenemos que gestionar muchos medicamentos y protocolos diferentes, manteniendo siempre la mente equilibrada.
¿Y la sensatez?
¡Mucha sensatez y paciencia! [ríe]
Si alguien del hospital está interesado en probar los castells, ¿qué les dirías?
Hay muchas "colles" en Barcelona y el Baix Llobregat. Muchos trabajadores del Hospital de Bellvitge viven en esta zona y serán bienvenidos. En los castells, hay lugar para todos, independientemente de la altura o condición física.
¿Sois muchos los castellers de Poble Sec?
Los "bandarres" somos aproximadamente unos 120 miembros, una "colla" mediana. A veces, como en el trabajo de enfermera, debemos adaptarnos a nuevas posiciones. Tenemos que ser polivalentes y actuar rápido en situaciones inesperadas.
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¿Has coincidido en la plaza con algún paciente?
Sí, un paciente apasionado de la fotografía nos ha hecho fotos en varias diadas [las podéis ver en esta entrevista]. Es bonito encontrarte con pacientes fuera del hospital, les hace gracia verme con la camisa y la faja.
El hospital y el mundo casteller son también dos mundos muy sociales, ¿verdad?
Antes trabajaba en la UCI, donde no puedes hablar con los pacientes, pero en el Hospital de Día tenemos una relación más cercana. Los pacientes nos consideran parte de su familia, y eso también ocurre con los castells.
¿Cuáles son los próximos retos de los “bandarres”?
Justo este sábado 6 de julio celebramos la Diada de Aniversario de los 25 años de la “colla”, que tendrá lugar en el patio de armas del castillo de Montjuïc, a las 18:00 h, y durante todo el año hemos preparado una serie de actos a los que estáis todos invitados.