"Hay que aceptar lo que no puedes cambiar y confiar en los profesionales"

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A sus 71 años, Santiago Picón es un ejemplo de cómo afrontar un diagnóstico complejo con entereza y aceptación. Tras superar un cáncer de pulmón y recuperarse de una cirugía torácica robótica en 2022, ha vuelto a su vida activa y a su pasión por los viajes. Acaba de regresar de Montenegro y ha explorado rincones de América y Asia, demostrando que la vida después del cáncer sigue llena de oportunidades. El próximo 13 de noviembre, Santiago participará en la I Jornada para pacientes sobre cáncer de pulmón organizada por el Hospital de Bellvitge.

¿Cómo empieza tu historia con el cáncer?

Todo empezó en 2019, cuando en una revisión encontraron algo en el riñón. Después de una ecografía y un TAC, detectaron un tumor de unos 4 cm. Me asusté, pero había que afrontarlo. Me lo quitaron y salió todo bien. Después me hicieron más revisiones anuales y en una de ellas me detectaron un problema de próstata, así que también me operaron. En 2022, en otra revisión rutinaria, detectaron algo inesperado: un nódulo en el pulmón. Parecía que el técnico subió un poco más con la cámara y, gracias a eso, detectaron el nódulo. Era un adenocarcinoma, aunque por suerte sin ganglios afectados.

¿Cómo viviste el diagnóstico?

Soy una persona que acepta lo que no puede cambiar. Lo aprendí en el libro Las 7 leyes espirituales del éxito, de Deepak Chopra. Creo que esa mentalidad me ha ayudado a enfrentarme a cada diagnóstico y tratamiento. No sirve de nada enfadarse, porque la vida sigue, y todos estamos aquí por un tiempo. Claro que no tengo ninguna prisa por marcharme, pero sé que algún día me tocará, así que prefiero vivir lo que tengo. Te intervinieron en Bellvitge.

¿Cómo fue la operación y la recuperación?

La intervención fue robótica, y la verdad es que no te enteras de nada. Todo fue bien, pero tuve complicaciones con la herida. Era verano, hacía mucho calor y la humedad no ayudaba a que cicatrizara. Estuve dos meses con curas porque la herida se infectó, y las enfermeras hicieron un trabajo excelente. Hubo una doctora que un día, al ver la herida, dijo: "Esto está infectado", y enseguida se puso manos a la obra. Esa seguridad y profesionalidad de los médicos y las enfermeras te hacen sentir muy bien cuidado.

¿Qué importancia tiene para ti la relación con el equipo médico?

Para mí es determinante. La confianza que sientes con ellos, su trato cercano, todo eso es fundamental. La doctora Samantha Aso me lo explicó todo desde el principio, y el doctor Carlos Deniz fue quien finalmente me operó. Luego, durante las curas, las enfermeras me cuidaron mucho. Recuerdo una en especial, Charo, que el día que me dio el alta me dio un abrazo. Estos detalles marcan la diferencia.

Ahora que estás recuperado, ¿cómo mantienes tu salud?

Siempre he sido activo. Antes nadaba mucho, y ahora lo sigo haciendo, aunque menos, dos días a la semana. Nado unos 2.000 o 3.000 metros en total a la semana. Además, camino todos los días al menos media hora. En Sitges es fácil caminar porque es todo plano y el clima es muy bueno. También cuido más mi alimentación. Antes comía fuera a diario y ahora solo en contadas ocasiones. Llevo una vida más tranquila y creo que eso me ayuda a seguir bien.

¿Qué consejo darías a alguien que esté pasando por una situación parecida?

Lo primero es no enfadarse, porque esto no depende de ti. Acéptalo. Y una cosa te garantizo: si estás en Bellvitge, estás en las mejores manos. Tienen una gran experiencia, no eres el primero al que tratan, ni el último. Desde el celador que te lleva hasta el anestesista, todos hacen un trabajo increíble. No puedes pedir milagros, pero puedes confiar en que harán lo mejor posible por ti. Así que, si sale bien, estupendo, y si no, pues hay que llevarlo con dignidad.

¿Cómo ha vivido tu familia esta experiencia?

Mi hija y mi nieto me quieren mucho y han estado conmigo en todo momento. Mi hija se preocupó mucho, pero siempre fue muy fuerte. Y mi nieto, bueno, es pequeño, pero siempre dice que soy el mejor. Su amor y apoyo han sido esenciales para mí.

¿Qué es lo más importante que has aprendido en este proceso?

A no tomarse las cosas demasiado en serio. La vida es frágil y hay que vivirla sin agobios. Aceptar la realidad y vivir con dignidad lo que nos toca. He tenido la suerte de estar en un hospital universitario, rodeado de grandes profesionales que están a la vanguardia y que tratan a cada paciente con humanidad y respeto.

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