El neumólogo y la mantis religiosa

Relathos - Sergi Ferri

En ese momento pasaba por delante del Banco de Sangre. Iba a la cafetería, solo había tomado un café negro antes de salir de casa, y ya eran las nueve y media. Tenía que comer algo. Caminaba sin prestar atención al itinerario, lo tenía automatizado. Su cerebro estaba ocupado absolutamente por aquel paciente: ¿Porque aquel cuadro cursaba sin fiebre? ¿Por qué había desarrollado aquella empatía precisamente con ese paciente? Tal vez porque le evocaba a su propio padre y el proceso de su muerte…

Decididamente tenía que consultar la revista American Journal of Respiratory and Critical Care Medicin. Recordaba vagamente haber leído un artículo en el número del primer semestre que se refería a esa patología.

De repente todo cambió, su percepción sensorial le resultaba irreconocible. Se oían unas sirenas y gritos, gritos desesperados. Todo alrededor crecía y crecía, aquellas letras enormes “Hospital Universitari de….”, la otra palabra ya no acertaba a leerla, se había alejado a tal distancia que se había hecho ilegible. Súbitamente comprendió, fue como una inspiración “divina”: Había ocurrido un accidente, la marquesina sobre la puerta principal se había desplomado, los bomberos, las sirenas, los gritos.

Él había muerto.

Por un momento pensó que el hecho de haber dedicado toda su vida a los demás le había hecho pasar desapercibida su propia muerte. Ese pensamiento le reconfortó, y entre esa sensación de confort, olvidó absolutamente su anterior vida. Seguía menguando y las articulaciones de las muñecas se plegaban inverosímilmente hacia adentro, ambas piernas se habían unido en un solo cuerpo y del abdomen le habían brotado cuatro extremidades, vio que todo su cuerpo había adquirido un bonito color verde y, aunque no pudiera verlo, su cabeza había devenido en una extraña forma triangular.

Era una mantis religiosa.

Se sentía un poco extraño, pero al cabo de un tiempo indeterminado, en el que deambuló erráticamente aprendiendo a manejar su nueva morfología, comenzó a sentirse cómodo. Una mañana empezó a notar una presión en el abdomen que se iba intensificando por momentos, era una sensación ancestral que le impelía a moverse en una dirección. Aquel olor…, crecía la pulsión sexual y sus movimientos, por norma general pausados y medidos, se habían vuelto nerviosos.

Y por fin la vio, era una preciosa hembra adulta que brillaba al sol y olía irresistiblemente. Henchido de amor se dirigió, directa absolutamente al objeto de su deseo. Poco sabía que al cabo de dos horas moriría devorado por su pareja. ¡Qué iba a ser de él! Pero, al fin y al cabo, qué importaba eso, el mundo seguiría girando después.

Al fondo, a lo lejos, se oían las consignas que se gritaban en una manifestación: ¡Igual trabajo, igual salario! ¡No más agresiones machistas! ¡Paridad en los puestos directivos!

Basada en la novela: “Lío de faldas”, de F.M.G., año 2014.

Sergi Ferri Barnés