-¿Has tenido la enfermedad?
No
-¿Cómo ha cambiado tu trabajo con esta crisis?
Ha cambiado bastante. Tenemos más volumen de trabajo y las llamadas se han multiplicado. Durante los días más intensos, al no poder venir la familia, llamaban constantemente para pedir información. Por otro lado, cuando algún paciente está muy grave, somos nosotros quien hacemos el acompañamiento de las familias hasta donde está ingresada la persona enferma. También nos encargamos de guardar los objetos de las personas que ingresan; cogemos las pertenencias y las guardamos hasta que alguien de la familia las puede recoger.
-¿Ha cambiado la relación con los compañeros?
Yo creo que sí. En momentos de crisis nos hemos unido más, tanto como con las compañeras del mismo servicio como con el círculo próximo, con las personas que trabajamos a diario, ya sean de tu servicio u otros. Creo que hay más comprensión y más unión por parte de todos.
-¿Has tenido miedo de contagiarte o de llevar la enfermedad a casa?
Sí. Estamos cada día expuestos y, aunque tomes las medidas pertinentes, este miedo siempre lo tienes, por ti y por tu familia. Cada día, cuando llego a casa, la ropa que he utilizado va directa a la lavadora.
-¿Qué es el peor que has vivido este días?
Lo peor que hemos llevado, tanto yo como algunas de mis compañeras, ha sido ver los pacientes solos en estos momentos tan difíciles. Hay pacientes que han pasado un mes, incluso dos, sin ver a sus familiares; esto es el que peor se lleva.
-Cita una cosa positiva de esta crisis...
A partir de ahora valoraremos más el que teníamos, como ir a tomar un café, poder salir con un grupo de amigos... era una cosa cotidiana, no le dábamos importancia. Hemos aprendido a valorar más las cosas.