La prevención de los trastornos alimentarios fue la protagonista de una nueva conferencia del ciclo de charlas científicas en Hosptalet, impulsadas por el Hospital de Bellvitge (HUB) con motivo de la celebración de su 50 aniversario. Isabel Sánchez-Díaz, psicóloga adjunta en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y en la Unidad de Trastornos Obsesivo-Compulsivos del Servicio de Psiquiatría del HUB, y Lucía Camacho-Barcia, investigadora de esta unidad y del IDIBELL , hablaron el 19 de mayo en el Espai Jove de Ca n'Arús sobre unos trastornos que tienen una especial incidencia entre las y los jóvenes.
Tal y como explicaron las dos profesionales del HUB, los trastornos alimentarios (TCS) son más que un problema con la comida, que no afectan específicamente más a las mujeres, aunque pueda parecer lo contrario, pero si que llegan menos hombres a las consultas porque les cuesta más pedir ayuda frente a un problema asociado a factores de riesgo socioculturales, individuales y biológicos. Repasaron la evolución del concepto de belleza a través del tiempo y las culturas, incidiendo en cómo los estereotipos inalcanzables generan insatisfacción.
Como respuesta a estos estereotipos reivindicaron la capacidad crítica. En esta línea, es primordial la reacción global como sociedad. Entre los factores individuales relevantes para desarrollar TCA destacaron la autoestima, las habilidades sociales, el perfeccionismo, la insatisfacción personal y la gestión de las emociones, que deben tener su expresión. En este sentido, remarcaron que el refuerzo de la autoestima puede convertirse en un elemento de protección.
La diferencia entre nutrirse y alimentarse es también muy importante. La alimentación se convierte en un problema cuando no nos preocupa nutrirnos sino perder peso, recalcaron. La reducción de calorías no es el secreto para perder peso, sino que si comemos pensando en una correcta nutrición, lo podremos autorregular. Es necesario validar que realmente consumimos la cantidad necesaria de alimentos saludables, en horarios regulares y con una correcta hidratación. Una de las señales de alerta para detectar posibles problemas de TCA es el cambio de personalidad. El problema no es la comida, es la forma de expresar el problema.
La charla también contó con el valioso testigo de un paciente de anorexia nerviosa de la Unidad de TCA del HUB, Jordi Figuerola. Jordi lleva dos años en tratamiento en el Hospital de Día y explicó cómo ahora empieza a aceptar su cuerpo y es capaz de sustituir emociones negativas como rabia, ira o asco por otras positivas como la alegría o el empatía.
Su TCA, que le costó aceptar y reconocer “porque toda la sintomatología de la anorexia está muy focalizada en las chicas”, le ha hecho tomar conciencia de la importancia de compartir su experiencia para ayudar a otras personas que puedan encontrarse en una problemática similar. Por este motivo, es muy activo en las redes y cuenta con un perfil de Instagram @anorexia_masculina donde explica el día a día de su tratamiento.