Las personas con COVID-19 operadas de urgencia de cirugía general y digestiva no tienen más mortalidad debido a la enfermedad

- Investigación

Su mortalidad más elevada se debe atribuir a que son pacientes de más edad y con una peor patología de base y estado preoperatorio, según un estudio

Durante la primera ola de la pandemia, el riesgo de morir tras una complicación quirúrgica aumentó del 12,8% al 19%, probablemente debido a la situación complicada de los hospitales

Son conclusiones de un amplio estudio realizado en 25 hospitales españoles, y coordinado desde el Hospital de Bellvitge, que ha publicado British Journal of Surgery

Un amplio estudio llevado a cabo en 25 hospitales de España, y que han coordinado especialistas del Hospital Universitario de Bellvitge y el IDIBELL, ha demostrado que las personas con COVID-19 operadas de urgencia de cirugía general y digestiva no tienen una mayor mortalidad por tener COVID-19.

Este estudio, que ha publicado este sábado la prestigiosa revista científica British Journal of Surgery, matiza las conclusiones de estudios anteriores puramente descriptivos que habían constatado que las personas operadas con infección por COVID-19 presentan una mortalidad muy superior a la habitual. Estos datos habían llevado a algunos expertos a recomendar retrasar o evitar las cirugías a pacientes positivos de SARS-CoV-2 siempre que fuese posible.

Desde el Hospital Universitario de Bellvitge se coordinó un registro de todas las cirugías generales y digestivas urgentes realizadas de marzo a junio de 2019 y de marzo a junio de 2020 (primera ola de la pandemia) en 25 hospitales españoles. En total, se estudiaron más de 5.300 pacientes.

En primer lugar, el trabajo comparó a los pacientes positivos y negativos de COVID-19 intervenidos durante la pandemia. Mediante un método estadístico llamado propensity-score matching, que consiste en emparejar a pacientes positivos con otros negativos que presentan una similar edad, patologías de base y estado general en el momento de la cirugía, se lograron dos grupos comparables.

El resultado fue que la mortalidad de estos dos grupos no presentó diferencias estadísticamente significativas. Así pues, hay que atribuir la alta mortalidad observada en los pacientes con COVID-19 operados a su edad, patología de base y estado preoperatorio, más que a un hipotético efecto COVID multiplicador de la mortalidad postoperatoria.

Según el Dr. Javier Osorio, coordinador del estudio y cirujano del Servicio de Cirugía General del Hospital Universitario de Bellvitge, “es evidente que posponer una cirugía urgente tiene sus riesgos, por lo que es muy importante entender bien de qué modo y hasta qué punto la infección por COVID-19 aumenta la mortalidad postoperatoria”.

En este sentido, Osorio subraya que, según los resultados del estudio, “el hecho de que un paciente sea positivo de COVID no debe verse como un impedimento absoluto para operarlo: la valoración del riesgo de hacer o de posponer la cirugía debe basarse en el riesgo anestésico individual del paciente y en su estado en el momento del diagnóstico, como se ha hecho siempre”.

Otra vertiente del estudio fue la comparación del estado de las patologías de los pacientes operados en el año anterior a la pandemia, en 2019, con los pacientes negativos de COVID-19 operados durante la pandemia, para entender el efecto del confinamiento. Los resultados constataron que, durante la pandemia, los pacientes no se presentaron con una peritonitis más avanzada ni con unos parámetros inflamatorios más elevados. Así pues, la mayor mortalidad observada durante la pandemia no se puede atribuir a que los pacientes acudieran más tarde a los servicios de salud debido al confinamiento.

Por último, el estudio evaluó el llamado fracaso de rescate de los pacientes (porcentaje de pacientes con complicaciones postoperatorias que no pueden ser rescatados y fallecen a consecuencia de la complicación). Los autores compararon el fracaso de rescate de los pacientes negativos de COVID-19 durante la pandemia y el de los operados antes de la aparición del coronavirus, aplicando también el método propensity-score matching.

El resultado fue que los operados durante la pandemia tuvieron el mismo riesgo de presentar complicaciones pero más riesgo de fallecer a consecuencia de la complicación (19%, en comparación con el 12,8% de los operados en el mismo periodo de 2019). Esta circunstancia se detectó en los 25 hospitales participantes, y probablemente se debió a la situación complicada de los hospitales en el contexto de la primera ola de COVID-19.

Por otra parte, según este estudio, durante el periodo marzo-junio de 2020 se llevaron a cabo un 22,6% menos de operaciones urgentes que en el mismo periodo de 2019, debido probablemente a la menor afluencia de pacientes a urgencias durante la pandemia.

Según el Dr. Sebastià Videla, especialista facultativo del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital de Bellvitge y jefe de Departamento de Investigación Clínica del IDIBELL y otro de los autores del estudio, “una de las lecciones que nos ofrece esta investigación es que, si queremos disminuir el número de muertes evitables en la actual y en posibles futuras pandemias, tendremos que mejorar la coordinación e incrementar los recursos de salud pública”.

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