La 2a edición de la beca que concede GEICAM (Fundación Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama) permitirá el desarrollo de un proyecto de identificación de un biomarcador sérico precoz de neurotoxicidad periférica en pacientes con cáncer de mama en tratamiento
Tal y como explica la Dra. Roser Velasco, neuróloga de la Unidad Funcional de Neurooncología del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) y del ICO, se trata de un estudio observacional que investiga la utilidad de la cadena ligera de los neurofilamentos como biomarcadores séricos de la neurotoxicidad periférica inducida por quimioterapia, una complicación frecuente que sufren los pacientes oncológicos que son tratados con agentes neurotóxicos como los platinos, los taxanos o los derivados de la vincristina.
En concreto, el trabajo pretende validar los resultados identificados en un estudio previo multicéntrico con pacientes con cáncer de mama en los que se observó que las pacientes que desarrollaban neuropatía importante, grado 2 o superior, presentaban un incremento significativo de los niveles séricos de los neurofilamentos desde las primeras semanas del tratamiento, cuando la paciente todavía no había desarrollado síntomas (por tanto en fase subclínica). En este estudio previo el grupo de la Dra. Velasco también identificó un valor (punto de corte) en el nivel de neurofilamentos después de tres ciclos de quimioterapia que permitía clasificar a las pacientes según el riesgo de desarrollar neurotoxicidad moderada-severa.
Si los resultados previos se confirman con los que se obtengan con el trabajo que ha recibido la beca Balil-Pelegrí, “podríamos ser capaces de predecir qué pacientes tienen más riesgo de desarrollar esta complicación cuando todavía el daño neuronal se leve, lo que constituye una información muy valiosa por el oncólogo a la hora de decidir los ajustes, modificaciones de dosis y duración del tratamiento en una paciente determinada”, explica la Dra. Velasco. En resumen, es un proyecto que pretende demostrar la utilidad de la biopsia líquida, en este caso de una muestra de sangre, para mejorar la seguridad de la quimioterapia con paclitaxel y la calidad de vida de los pacientes en el seno de la creciente medicina oncológica personalizada.
Con una dotación global de 42.000 euros, la Beca Balil-Pelegrí va dirigida a médicos relacionados con la epidemiología, diagnóstico y/o tratamiento del cáncer de mama para desarrollar un proyecto de investigación clínica durante dos años en un hospital.