“Quedar tercero en la gala EuforICS fue cómo decirle a mi yo de 15 años: ¿qué te parece hasta dónde hemos llegado?”
La relación de David Villar con la música ha sido intensa desde pequeño en casa, gracias sobre todo a su padre. Casi de forma autodidacta aprendió primero a tocar la guitarra y después a cantar. Aunque su sueño es llenar el Palau Sant Jordi, asegura sentirse muy satisfecho de subir al escenario en eventos como la 1ª Gala EuforICS, en la que quedó clasificado en tercera posición.
- ¿Desde cuándo la música es importante para ti?
La música siempre ha estado presente en casa gracias a mi padre. Le gustaba mucho tocar la batería y recuerdo que me hablaba de un grupo que tuvo de joven, llamado Malpaso. Crecí escuchando a Supertramp, Pink Floyd, Queen, Genesis, Phil Collins, Elton John, Anastacia... Siempre recuerdo escuchar música en casa, los sábados por la tarde, por ejemplo, mi padre limpiando o recogiendo mientras sonaba Wish you where here, de Pink Floyd.
- No empezaste, sin embargo, con la batería...
Con 7 años, recuerdo que en un esplai de Esplugues tuve la oportunidad de tener clases de guitarra. Nada más cogerla por primera vez, tuve claro que quería tocar ese instrumento. Después de unos años de clases en el esplai me lancé al mundo del autoaprendizaje. En ese momento youtube no era lo que es ahora, apenas empezaban a circular vídeos de Justin Bieber cuando era todavía un chiquillo, pero no había mucho más. Sin embargo, con lo poco que se encontraba en youtube empecé a tocar un poco mejor la guitarra. Nunca he hecho una formación musical reglada, sino que el autoaprendizaje de internet fue mi particular conservatorio.
- ¿Y cuándo comienzas a cantar?
Ya de adolescente empecé a cantar temas más bien de pop y la gente me animaba a continuar. Mi primer concierto fue con 15 años en el auditorio Barradas de Hospitalet como final de curso de Bachillerato, sino recuerdo mal. Fue gracias a uno de mis mejores amigos que hacía rap y me propuso añadirme a él. Ese día comprobé que eso era lo que me gustaba hacer. A partir de entonces empecé un poco más en serio en las redes, que en ese momento eran messenger y facebook. Y así, paulatinamente, me di cuenta de que no me hacía sentir incómodo cantar ante un público. Como dice mi padre, lo había mamado desde pequeño. Antes de salir a cantar, el sentimiento era una mezcla entre vergüenza y ganas de hacerlo, la inquietud mezclada con ganas de lanzarme; era como ser algo kamikaze.
- Las redes tuvieron un papel fundamental en todo este proceso...
Sí, seguí avanzando de forma autodidacta. Youtube era mi profesor, donde conocí a gente que me ayudó a definir mi estilo. Me gustaban muchos estilos diferentes, pero tenía que encontrar el mío y en youtube es donde encontré a gente que cantaba lo que a mí me gusta de verdad cantar. Fue como un gran escaparate, donde poco a poco veías a gente y aprendías de ella. Y no eran cantantes conocidos, pero para mí han sido como profesores que me han ayudado a llegar hasta dónde estoy ahora.
- ¿Y cómo hiciste la última parte de ese camino artístico?
Mi amigo que hacía rap ya tenía los primeros bolos más o menos serios y de vez en cuando me avisaba para grabar algo o hacer música. Entonces llegó el cóvid, que supuso un punto de inflexión para empezar a cantar en vivo. Hasta entonces había hecho algunas actuaciones en vivo, pero no a un nivel pseudoprofesional como para decir: he cantado. Durante el confinamiento participé en un concurso de talentos online llamado Cover me. El vídeo que envié resonó bastante y me encontré con más de 1.000 visualizaciones en un día. Fui consciente entonces de que a la gente le gustaba lo que hacía. Me planteé entonces que éste podría ser un plan alternativo a mi carrera en el ICS, o dentro de mi formación, que es de marketing digital. Fue a raíz del covid que vi que esto podía hacerse de forma más profesional. Antes había grabado de forma amateur canciones en casa, pero nunca lo había hecho pensando en tener seguidores. No gané el concurso, pero si tuvo gran repercusión, con mucha gente que me vio y que me escribió, incluso gente que cantaba que quería hacer colaboraciones conmigo. A partir de ahí vi como un aspecto más profesional en el tema de la música, que hasta entonces estaba como escondida en casa. A partir de entonces me presenté a algunos concursos de televisión, como La voz y OT, sin suerte. Tenía claro que era cuestión de ir probando y así me presenté también al EuforICS, en que quedé tercero y estoy muy contento porque el ICS me avisa cuando hay algún tipo de acto o evento que incluya la música. Me tienen muy en cuenta.
- ¿Tienes algún proyecto concreto a la vista, como un disco?
En estos momentos no tengo un proyecto concreto de lanzamiento de canciones o material propio. Primero porque soy más bien intérprete que compositor. Prefiero dejar el tema de la composición para personas que saben y tienen ese don, que admiro muchísimo. Si que me gusta mucho apoyar la producción musical para anuncios. En cualquier campaña audiovisual sí me ha gustado dar mi soporte tanto musical como visual porque vengo también del ámbito del marketing digital. En este sentido, sí que estoy participando en algunos proyectos de marketing digital en los que la música juega un papel importante.
- Un sueño artístico...
Mi sueño sería llenar un Sant Jordi, o un gran auditorio de ese tipo. Sé que es un sueño muy grande, pero es lo que podría tener cualquier niño que se pone a cantar delante de un espejo. En un nivel más realista, mi aspiración es aplicar la parte creativa musical a los proyectos de marketing digital que te comentaba. Aportar ideas y creatividad en esta línea, que puede ser una persona que no ha desarrollado esta vertiente musical no tiene.
- ¿Y qué canción elegirías para abrir el concierto en el Sant Jordi?
Soy mucho de empezar con temas movidos para animar al público; no empezaría con una balada, no. Podría ser con Silencio, de David Bisbal, que empieza muy fuerte o La raja de tu falda, de Estopa. Después ya iría a las baladas, que me gustan bastante.
- Y alguna propuesta interesante, tentadora...
Formar parte de un grupo musical, pero suponía dejar todo lo demás. Era un grupo para actuar en eventos, pero requería mucho tiempo previo para ensayar y preparar el repertorio, un tiempo que carecía. Y lo rechacé por el tema laboral. Habría supuesto levantarse pensando en música e irse a dormir pensando en música y eso es algo que puedes permitirte mientras estés en casa con tus padres. Por eso gusto en el hospital y en el ICS que se acuerdan de mí para estas actuaciones, pequeños bolos que para mí ya son muy gratificantes. No puedo quejarme, estoy muy contento.
- Y para terminar, el mejor recuerdo...
Esa primera vez que subí a un escenario, en el auditorio Barradas, con 15 años, con todos los profesores allí y la sala llena; y después la gala EuforICS, donde no esperaba estar ni entre los 5 primeros y terminar tercero. Fue como decirle a David de 15 años: mira dónde hemos legado desde que empezaron las clases de guitarra en el esplai.
Y aquí os dejamos un pequeño vídeo que nos ha regalado David Villar: