Esta iniciativa responde a una demanda creciente por el mal uso y el abuso de las pantallas y el peligro de que deriven en diversas patologías.
El perfil del adolescente que apuesta en línea es el de un chico, de 14 a 17 años, que empezó a usar Internet antes de los 10 y que en promedio pasa conectado entre 2 y 3,5 horas al día
El Hospital Universitario Bellvitge, a través de la Unidad de Juego Patológico y otras Adicciones Comportamentales del Servicio de Psiquiatría, y ANNE Fundación, centro médico y psicológico que atiende a niños y adolescentes que presentan problemas en su desarrollo, han firmado un convenio de colaboración para prevenir y reducir el trastorno del juego en los adolescentes.
Ambas entidades desarrollarán acciones dirigidas a promover la investigación de los trastornos del juego en los adolescentes y su prevención. Por ello, llevarán a cabo un estudio global de usos y percepciones de riesgo entre los adolescentes, seguido de la difusión de informaciones y la sensibilización de la opinión pública hacia esta temática así como el intercambio de información para la prevención de esta patología.
A fin de impulsar este proyecto, se creará una comisión de seguimiento formada por representantes de cada una de las dos entidades.
En palabras de la doctora Susana Jiménez Murcia, responsable de la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge, "estas adicciones a menudo tienen su origen en la infancia y adolescencia, etapas de la vida en que es fundamental el aprendizaje de hábitos saludables en relación al uso de las nuevas tecnologías o de otras actividades de ocio". Estudios recientes apuntan que más de un 37% de los adultos con problemas con el juego de apuesta habrían comenzado a jugar antes de la edad legal y que, al mismo tiempo, la edad de inicio de estas conductas es un factor de riesgo clave en el desarrollo de un futuro trastorno. Lo mismo ocurre con el uso de videojuegos u otras actividades a través de Internet que, en su mayoría, no suponen ningún problema pero que en una minoría de jóvenes y no tan jóvenes, se convierten patologías con consecuencias clínicas graves. "Es por eso que hay que establecer sinergias con diferentes colectivos de profesionales y de instituciones diversas, para poder llevar a cabo estudios de investigación sobre la identificación de factores de vulnerabilidad en edades muy tempranas, el diseño de acciones preventivas y la implementación de programas de educación en el uso saludable de las TIC, así como en otras actividades que potencialmente pueden ser de riesgo", concluye la Dra. Jiménez.
Cesc Gummà, director de ANNE Fundación, afirma que "nuestro objetivo es dar una respuesta, prevenir y sensibilizar de las consecuencias psicológicas y conductuales del mal uso de las pantallas".