“Mi primera sensación al ver el relato publicado fue de agradecimiento a mi padre”
- ¿Qué pensaste cuando tuviste el primer contacto con el proyecto RELAT-Hos? ¿Cómo lo conociste?
- M. Carmen Carbonero.- Mi historia con el proyecto RELAT-Hos es algo un poco especial. En el año 2019, cuando se publicó el primer volumen de relatos, hacía un par de años que mi padre había sufrido un ictus muy fuerte que le dejó en coma un mes, pero del que afortunadamente despertó. No tengo hermanos y fue algo que sucedió tan de repente que no tuvimos tiempo de reaccionar y tomar decisiones. Fue bastante duro, sobre todo para mi madre, que estaba convencida de que todo se iba a arreglar rápidamente y la verdad es que no fue así. En aquel momento de incertidumbre no sabía bien qué hacer y entonces una amiga de mucha confianza me recomendó escribir lo que sentía como terapia. Siempre me ha gustado escribir, anotar ideas, pero nunca me había puesto a hacerlo en serio. Empecé a plasmar lo que sentía entonces y fue muy bien para sacar todo lo que llevaba internamente. De hecho, la historia que escribí entonces es mucho más larga que la publicada en el libro, porque mi padre empezaba un mundo nuevo y quise recuperar todas sus vivencias y sus batallas en la vida (dentro de sus límites de memoria). Fui escribiendo el relato mientras mi padre avanzaba en su recuperación. No pensé en ningún momento, que se pudiera publicar, sino que era algo que escribía para mí. Al año siguiente, ingresaron a mi marido para una operación muy importante y mientras estaba en el hospital, vi colgado en la pared de al lado de su habitación un cartel de RELAT-Hos. Pasé por delante, lo miré varias veces y me dije que aquello no era para mí. Durante los 8 o 9 días siguientes, pasé repetidas veces por allí… y al final lo hice, mi marido insistió en que lo presentase y contactara con Antonia (que dirigía el proyecto). Le expliqué toda la situación a Antonia y las historias que había recogido de mi padre y me animó a que se lo enviase. Lo hice y me contestó que era exactamente el tipo de relatos que necesitaba el proyecto y que quería que se incluyese en el libro que se iba a editar ¡Qué hartón de llorar de alegría que me pegué! Ella me dio la confianza que necesitaba. Me hizo una ilusión grandísima y sobre todo por mi padre que no estaba muy bien de salud. Estoy muy agradecida a Antonia, por darme la confianza para participar en un proyecto tan bonito como RELAT-Hos.
- ¿Qué sensaciones tuviste al ver tu relato impreso en el libro?
- M.C.C.- De agradecimiento a mi padre. A veces la comunicación entre padres e hijos es complicada, sobre todo si es de otra veteranía, como digo yo. Escribir lo que explicaba me acercó y unió mucho más a él. Creo que mi padre sentía que había dado vida a sus recuerdos. ¡Ahora incluso quiere que escriba cosas sobre su infancia! Pero es difícil con su situación, la memoria juega malas pasadas. Voy escribiendo lo que va narrando y algún día me gustaría imprimirlo en un pequeño libro para que lo tenga, aunque su mente lo olvide después. Es difícil ubicarse en el lugar adecuado, todo se ha invertido, ya que él siempre me ayudaba y protegía y ahora soy yo quien intenta protegerlo y cuidarlo. Creo que se siente más arropado, más acompañado. Cuando vi el relato impreso me sentí orgullosa de él porque había logrado salir de aquel inmenso agujero negro. Como se reeducó nuevamente para andar, comer, beber, pensar… ya que al principio lo desconocía todo… Cada tarde era una aventura nueva con él, aunque las ardillas del relato estaban presentes casi cada día. Mi padre, aun dentro de su mundo particular, sigue siendo mi figura de referencia.
- ¿Escribes habitualmente? ¿eso te lo puso más fácil para escribir tu relato?
- M.C.C.- Cómo he comentado antes, escribía pequeñas cosas en una libretita. Era como un espacio privado para volcar las reflexiones que a veces me llenaban la cabeza y entonces necesitaba dejar espacio de nuevo. Ahora sigo escribiendo cosas que me cuenta mi padre de su infancia y recopilo información. Otras veces escribo algo parecido a monólogos a partir de situaciones cotidianas y naturales que me han parecido divertidas –nunca sobre las dramáticas-. Sí, voy escribiendo, pero de momento son cosas que tengo guardadas.
- ¿Crees que la escritura es una herramienta terapéutica importante?
- M.C.C.- Sí, como transmitir hablando lo que sientes. La comunicación es muy importante. Igual que te puede ayudar un buen profesional, un psicólogo, a ordenar y dar sentido a tus ideas, pues al escribir ocurre lo mismo. Empiezas describiendo cosas que la mayoría de veces no están ordenadas, pero después acabas encontrando un orden, como si fuera un árbol genealógico en el que vas bajando y relacionando situaciones hasta que llegas al final o al principio de lo que quieres escribir. Y después, al cabo del tiempo, cuando lo lees, ves que aquello ha formado parte de tu vida, de tu historia, aunque no hable directamente de ti, pero sí formas parte de ello, y eso te ayuda muchísimo. Lo que pasa es que no todos tenemos predisposición a hacerlo, no porque no puedas realizarlo que estoy segura que todos podemos, sino porque tenemos temores, no creemos en nosotros mismos y necesitas a alguien que te valore y acompañe, que te de un empujoncito, como en mi caso hicieron mis hijos, mi familia y mi amiga que compartieron mis inquietudes. A veces crees que no estás en el lugar adecuado, que no te va a entender nadie y no es así. Es muy importante leer, escribir, comunicarte con la gente y que puedan comprender, que sean empáticos contigo. Mi relato es una historia familiar y está llena de sensaciones, como el resto de relatos del libro.
- ¿Para acabar nos puedes recomendar un libro?
- M.C.C.- Trabajo en un Archivo Municipal. Los/as ciudadanos/as que nos visitan te narran sus experiencias y recuperar esas historias tan importantes ha hecho que me interese más por temas de nuestro entorno y de interés local. En esa línea va por ejemplo el libro Francesc Català Agustí. Una mirada fotográfica de Gavà, que recoge las imágenes tomadas por este fotógrafo y que te trasladan a la propia historia con fotos de los años 60. Por otra parte, me encantan los enigmas del mundo antiguo y Egipto. Hace poco recuperé El amargo don de la belleza, de Terenci Moix, que estoy leyendo ahora mismo.