"Escribía y reescribía mentalmente párrafos de mi relato día tras día"



- ¿Qué es lo primero que pensaste cuando conociste el proyecto RELAT-Hos? ¿Cómo te enteraste?
Cuando estaba ingresado Antonia pasó por la habitación para invitarme a escribir, pero entonces dije que no porque estaba tumbado en la cama, recuperándome de un derrame cerebral. Un par de días después, mi mujer vio el cartel de RELAT-Hos en el ascensor y me lo volvió a comentar y Antonia también pasó de nuevo. Aunque en un principio tenía claro que no participaría porque nunca antes había escrito y tumbado en la cama no podía escribir, le di un par de vueltas a la propuesta; ¡el médico incluso dudaba si podría volver a escribir! Además, pensaba que no tenía nada que contar, ni creía que le interesara a nadie.
- ¿Y cómo cambiaste de parecer?
Como estaba tumbado en la cama, solo muchas horas, con un drenaje en la cabeza y sin poder moverme, empecé a pensar sobre que podría escribir si es que al final decidía hacerlo. Yo corro maratones de forma amateur, y uno de esos días alguien me dijo “ánimo, que en cuatro días estarás corriendo de nuevo maratones, esto es como un maratón en el hospital”. Estaba solo mirando al techo y así empecé a escribir mentalmente. Llegó un momento en que tenía párrafos enteros escritos en la cabeza. Escribía y reescribía mentalmente párrafos de mi relato día tras día. Pensé en otros inicios del relato diferentes, hasta que salió la idea de la maratón y no sabía cómo trasladarla al papel hasta que al final surgió la idea de hacer un paralelismo entre los 42 kilómetros y los días. Al salir del hospital como estuve de baja mucho tiempo me levantaba por la mañana y pensaba y escribía, era el único trabajo que tenía durante el día. Así volqué en el papel todo el relato que llevaba 'escrito' en la cabeza.
- ¿Habías escrito alguna vez antes? En caso contrario, si ésta fue la primera vez, ¿seguiste haciéndolo desde entonces?
Nunca había escrito antes, aunque sí soy lector habitual. Luego sí que quizás he pensado alguna vez en escribir, pero tampoco me he puesto. Puede que sí que podría escribir un relato sobre cómo ha evolucionado mi yo desde aquel momento hasta hoy; puede ser que RELAT-Hos fuese el único que me compraría la historia! Estoy agradecido de por vida a este hospital. Cada vez que paso por aquí, y esto ocurre muy a menudo, veo la torre y se me pone la piel de gallina. Aún mantengo relación con mi compañero de habitación de aquellos días y ahora iba a hacerle una nota de vídeo, diciéndole ‘Enric estoy aquí y me acuerdo mucho de ti’. A veces casi empiezo a escribir de nuevo mentalmente esta nueva historia.
- ¿Cuál era el objetivo de tu relato?
El motivo principal era el agradecimiento a todo lo que hacía desde la sanidad pública de este país, que está totalmente vilipendiada, como la educación, pero el trabajo que hace es maravilloso y gracias a vosotros tengo una vida, he tenido una segunda oportunidad. Déjame decirte que me aprendí el nombre de todas las enfermeras y los enfermeros que me atendieron y cuando venían les decía Hola Maria, Saray, que venía los domingos, Amalia, por las noches, Jordi, Esther... todos me los aprendí. El trabajo que hacen es brutal, porque no somos conscientes de todo lo que supone no poder moverte, no poder ir al baño, ¡te lo tienen que hacer todo! ¡No puedo decir más que gracias!
- ¿Qué sensaciones tuviste al ver publicado Marató en Bellvitge en el segundo volumen de RELAT-Hos?
Tuve una mezcla de sensaciones muy heavy, además pasé el relato a muchos amigos y familia y todo el mundo estaba muy orgulloso y contento de cómo había quedado, porque ahí volqué todas mis frustraciones, penurias y miserias de ese momento. Aún hoy, cuando leo se me pone la piel de gallina, porque me transporta a una época de mi vida muy crítica. Salí de aquí con muletas, pero porque estaba fuerte de correr, sino seguramente habría salido en silla de ruedas. Recuerdo que el primer día que me sentamos en una silla después de casi un mes tumbado tuve un mareo terrible. Y la satisfacción del primer día que logré subir un piso por las escaleras, ¡un piso!, pues todo esto está reflejado en el relato.
- ¿Crees que la escritura es una herramienta terapéutica importante?
Estoy más que convencido de que es una herramienta terapéutica fundamental para explicar tus sensaciones, te preguntas, por ejemplo, porqué me ha pasado esto a mí. Para mí fue fantástico, estaba entretenido horas y horas pensando que escribiría y cómo lo escribiría. Fue terapéutico total, tanto aquí como en casa. Tal y como he leído en otras entrevistas a autores de Relat-Hos, sacas todas las emociones y es una forma de superar el descalabro bestia de emociones que supone un ingreso hospitalario. Al escribir, todo esto lo viertes, y yo pasaba en un momento de reír a llorar, y agradecer que estaba vivo. Escribir me hizo pasar mejor el tiempo, focalizado en algo que vas a explicar para vaciarte y encontrarte mejor. Al principio no confiaba, pero me fue de maravilla. Cuando estás ingresado no eres nadie, has dejado fuera a toda tu identidad y el relato también me ayudó en este sentido.
- Por último, ¿puedes recomendarnos un libro?
Me gustó mucho La fiebre de la cima, de Jon Krakauer, que está basado en la tragedia que vivió un grupo de escaladores en el Everest. Me gustó porque explica la subida al Everest con todas las miserias que comporta: congelaciones de dedos, diarreas, vómitos... También la trilogía Millenium de Stieg Larsson. Me cogió en un trabajo en el que tenía mucho tiempo libre y estuve toda una semana completamente absorto y enganchado con los tres libros.