Obre els ulls

RELAT-HOS HUB

Suena el despertador, son las 7 h, hora de levantarse, la hora de la ducha, de tomar el café y empezar a despertar a Eduard para ir al cole; la hora de desvelar a Celia en su cuna, cambiarle el pañal, vestirla, y sonreír con su despertar feliz y sus risas...

Hoy el despertador también suena, igual, la misma musiquita que me transporta... Pero ellos no están, no estoy en casa.

En un momento, en un día, todo...

Ahora entran las enfermeras con la medicación, ahora recuerdo que llevo el suero conectado... Ellas también regalan sus risas con un buen día, que de algún modo reconforta mucho.

Y no puedo dejar de llorar... El miedo y la incertidumbre parecen ganar la partida hoy...

Pero, poco después, decido que las pequeñas cosas –todos sabemos que, en realidad, son las mayores– inunden el pensamiento, y con los ojos cerrados, entro en el trabajo con mi mejor carcajada y un sonoro ¡buenos días! , y con los ojos cerrados, siento la arena acariciando mis pies, entro en el mar, me zambullo, bebo adentro y contemplo mi paisaje, Baix a Mar... y recuerdo cuán orgullosa me siento siempre, en ese momento, de ser quien soy; vivir donde vivo...

Con los ojos cerrados, os puedo abrazar, pequeños...

Y con los ojos cerrados, creo que me ha tocado, como a tantas personas, que no estoy sola...

Con los ojos cerrados, recuerdo que puedo permitirme soñar, que pronto todo pasará y, mientras tanto, sé que lo que más me ayudará es ponerle actitud, ser fuerte y valiente...

Lo que siempre quiero transmitirles a los niños, ahora es hora de que lo aplique yo, y ese golpe de verdad...

Así que me seco las lágrimas, me lavo la cara y abro los ojos, tengo que encararlo...

Sin olvidarme, sin embargo, que en cualquier momento puedo volver a tenerlos encerrados para soñar.

Irmina Sánchez Rovira