La ingestión de gluten por parte de alguien con enfermedad celíaca provocará daños continuos en el intestino delgado. Esto puede conducir a problemas de absorción de nutrientes esenciales, lo que resulta en deficiencias nutricionales y sus consecuencias asociadas.
La presencia constante de gluten en la dieta de un celíaco puede causar síntomas gastrointestinales crónicos como dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, hinchazón y gases.
Los daños intestinales pueden interferir con la adecuada absorción de hierro, ácido fólico, calcio, vitamina D y otras vitaminas y minerales importantes. Esto puede provocar anemia, osteoporosis, problemas de crecimiento en niños y otros problemas de salud relacionados con deficiencias nutricionales.
La enfermedad celíaca no tratada se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar otras condiciones médicas graves, como enfermedades autoinmunes (como la diabetes tipo 1 y la tiroiditis), enfermedades del hígado, trastornos neurológicos, infertilidad, abortos espontáneos y fracturas de huesos.
La persistencia de los daños intestinales en personas con enfermedad celíaca no tratada puede aumentar el riesgo de desarrollar linfoma intestinal y otros tipos de cáncer gastrointestinal.
En resumen, no seguir una dieta sin gluten todos los días puede tener graves consecuencias para la salud a largo plazo en personas con enfermedad celíaca. Es fundamental para su bienestar seguir una dieta estricta sin gluten y evitar el consumo de cualquier alimento que contenga o haya tenido contacto cruzado con esa proteína.
Servicio de Aparato Digestivo.