-¿Has tenido la enfermedad?
No.
-¿Cómo ha cambiado tu trabajo con esta crisis?
Ha sido una experiencia muy nueva porque nadie se lo esperaba; nunca habíamos pasado una cosa así. De entrada, mucha sensación de desconocimiento de lo que estaba pasando... y ante lo desconocido, un poco de miedo. Cuando ves que van cayendo los compañeros, te planteas donde puedes hacer la mejor tarea. Los más jóvenes han estado en primera línea, y se tiene que decir que han hecho un trabajo espectacular, y nosotros, los más veteranos, hemos hecho un trabajo más de apoyo, unos días desde Consultas Externas, otros días desde casa... Hemos aprendido a hacer interconsulta. Esta situación ha provocado una manera diferente de trabajar ante los pacientes. Al principio llamamos a los pacientes para que no vinieran, excepto que estuvieran muy mal. Hemos hecho cambio de medicación y visitas vía telefónica, esto ha significado una manera de hacer bastante diferente a lo que hacíamos hasta ahora, estábamos muy acostumbrados a hacer la visita presencial. Ha sido todo nuevo y creo que todavía nos estamos adaptando. Hasta ahora ha sido una obligación, pero ahora nos empezamos a plantear si algo de esto lo podemos seguir haciendo de ahora en adelante... De alguna manera, de la necesidad hacer virtud. Nos podemos plantear que algunos enfermos no vengan tantas veces de forma presencial y hacer más visitas de forma telemática.
-¿Ha cambiado la relación con los compañeros?
Cuando recondujimos la actividad de Reumatología nos posaron todos a la planta 2 de Consultas Externas con compañeros de otros servicios, con los que tuvimos un contacto más estrecho y forjamos nuevos vínculos. Tengo que destacar la relación con la enfermería, hemos tenido una muy buena sintonía. Tengo que decir que en nuestro servicio siempre hemos tenido una buena relación con nuestra enfermera, pero nos hemos dado cuenta que la enfermería ha hecho un trabajo espectacular, nos han dado muchísimo apoyo a la hora de visitar a los enfermos, a pesar que no era la enfermera que tenemos siempre!
-¿Has tenido miedo de contagiarte o de llevar la enfermedad a casa?
Mi mujer es médico, ella está en Neumología del Hospital de Sant Pau, tiene más riesgo de contagio que yo, y mis dos hijos son médicos y uno de ellos ha tenido la Covid-19, pero estos días no estaban en casa. Yo no tengo miedo, lo que tengo es mucho respeto hacia la enfermedad puesto que estoy un poquito en la frontera de los del mal pronóstico -este año he hecho 60 años- pero tampoco tengo especialmente miedo, soy bastante positivo.
-¿Qué es el peor que has vivido estos días?
Lo peor son los casos dramáticos de compañeros, tengo un compañero que sus suegros han muerto de coronavirus y su mujer también lo cogió y él, siendo médico, no pudo hacer nada, ni tan solo pudo abrazar a su mujer para consolarla cuando estaba destrozada por la muerte de sus padres... Cuando te explican esto, te marca muchísimo. Aquí, en el HUB, se vivieron momentos muy dramáticos. Los compañeros me explicaban la dificultad de tomar decisiones sobre enfermos que estaban muy mal, hablar con los familiares de estos enfermos... Cuando los compañeros me explicaban esto, pensaba que era horroroso. El mérito ha estado hacer este trabajo con condiciones muy duras, cuando menos al principio, cuando había escasez de equipos de protección.
-¿Algo positivo de esta crisis?
La solidaridad entre los compañeros, el hecho que nadie ha dado un paso atrás, la profesionalidad de todos los colectivos implicados en la medicina, desde los celadores, auxiliares, enfermería, medicina, administrativos, limpieza, ha sido brutal. Esto es lo que más admiro y me siento orgulloso de pertenecer a este mundo de la medicina.