"Intento vivir un poco el día a día, porque si no es frustrante, aunque evidentemente me encantaría hacer una película con la maravillosa Carla Simón"
Sandra Cruz Bardina es enfermera de la UCI los fines de semana desde hace 10 años y desde julio pasado también graduada en interpretación por el Institut del Teatre, con un innovador proyecto final del que se siente orgullosa. Con los ojos brillantes asegura vivir plenamente la enfermería y la interpretación, porque considera que ninguna de las dos puede hacerse a medio gas.
• ¿Cuándo comienza tu interés por la actuación?
Te confieso que vengo más de la danza que de la interpretación. Desde pequeña que soy una enamorada del movimiento y la danza. De hecho, empecé a bailar a los 3 años, y el teatro llegó algo más tarde como actividad extraescolar. Nada más terminar bachillerato, quería presentarme a las pruebas de acceso del Grado de Danza del Institut del Teatre, pero mi familia me convenció o sugirió que estudiara una carrera con más salidas laborales y con cierta estabilidad. Recuerdo enfadarme bastante entonces, pero decidí estudiar enfermería, porque también era una profesión que me atraía mucho. Y lo cierto es que disfruté los cuatro años de carrera. Me apasionan mis trabajos y tengo la suerte de poder combinarlos.
• ¿Cómo llevaste a cabo este tipo de conciliación entre enfermería y actuación?
A los dieciocho años, cuando vine a vivir a Barcelona, por la tarde estudiaba enfermería en la UB y por la mañana bailaba tres horas al día en una academia de Badalona y además hacía algunos cursos puntuales de interpretación. Así continuaron las cosas hasta que al terminar la carrera, ese mismo verano, empecé a trabajar los fines de semana en Bellvitge. A los 26 años ya estaba bastante asentada en mi vida, pero una típica sacudida vital contribuyó a que se me volviera a activar el deseo, algo dormido hasta entonces, de presentarme a las pruebas de acceso del Institut del Teatre. Son unas pruebas bastante complicadas, donde se presentan unas 300 o 400 personas y sólo entran 30 por promoción. Fue una idea bastante alocada, al principio no pensaba que iba a entrar, porque tampoco había hecho mucho teatro ni sentía que me había preparado lo suficiente, pero no sé... entré, ya partir de ahí el resto siguió siendo mucho intenso. Son muchas horas, de lunes a viernes de 8.30 de la mañana hasta las 7 de la tarde durante cuatro años.
• Son dos actividades muy diferentes, ¿se retroalimentan de alguna manera?
Es curioso, cuando a veces hablo con compañeras o pacientes y les cuento que también he estudiado interpretación, se sorprenden de que pueda estar haciendo dos cosas tan distintas. La verdad es que no puedo explicarlo objetivamente, pero hay algo intangible, como puntos de conexión y me atrevería a decir que en cierto modo una cosa complementa a la otra. Al final, la formación en el Institut del Teatre es una burbuja artística y trabajar de enfermera a veces me hace tener los pies en el suelo, que ya va bien. Son dos realidades muy distintas, pero al mismo tiempo muy profundas e intensas. Está claro que aprendo mucho de las dos vertientes y se me complementan constantemente. Te aseguro que ninguna de las dos se puede hacer a medio gas. • ¿Aquí entra a fondo el concepto vocacional? Estoy en un momento en que el concepto “vocacional” me chirría un poco, es peligroso. A menudo, bajo este concepto en el ámbito de las artes escénicas aparece o se justifica una zona de condiciones muy precarias. Por ejemplo, actualmente estoy en varios proyectos que no son remunerados, de momento, y la mayoría de actrices, cuando salimos del Institut del Teatre acabamos implicándonos en muchos proyectos por “amor al arte”, al menos los primeros años. Está claro que el trabajo de actriz puede tener una parte muy vocacional, no te lo niego, pero debes aprender a poner límites y ponerte límites, y entender que también es tu oficio y debe dignificarse.
• ¿La precariedad es el peor del oficio de actriz?
Si quieres hacer de actriz el 100% de tu tiempo, totalmente implicada y vivir únicamente de esta profesión, creo que la precariedad es algo que te puede hacer tambalear y jugar en contra o desmotivar, pero no sé si es lo peor. .. El mundo de la interpretación es delicado en general, te encuentras con situaciones de abuso de poder, de gran exposición y vulnerabilidad, de incertidumbre, de muchos “no”...es evidente que no es un camino de rosas, y hay cosas negativas. Pero también muchas positivas. Como actriz dedicas muchas horas a los proyectos, te expones en cuerpo y alma y no siempre sientes que es un trabajo agradecido. Además, el hecho de que haya tanta demanda y tan poca oferta, desgasta mucho, los castings son muy cerrados y es un ámbito en el que se tiene muy poco en cuenta la formación, está poco regulado y se valoran mucho otros parámetros, como por ejemplo los seguidores de Instagram. A veces me sirve compararlo con enfermería: es como si a mí, por ser enfermera, no me pidieran la formación, o si de repente, decidieran no pagarme. Esto a mí me parece muy injusto, porque hay gente increíble, con mucho talento y buena formación y que no tiene oportunidades.
• ¿Cuál es el tipo de teatro que más te interesa?
El teatro más “comercial” o las grandes producciones me interesan cada vez menos, la verdad. A nivel personal, siento o necesito que el teatro catalán cambie un poco. Es absurdo no entender que si el contexto y la sociedad están en constante transformación también será necesario que las formas teatrales y los lenguajes escénicos se replanteen y transformen. Sino es incoherente, ¿no? Me gusta un tipo de teatro que me remueva, que no me deje indiferente. Ahora estoy en un momento que me encanta ver a gente que se mantiene más en la periferia, teatro de pequeño formato, íntimo, gente que quizás aparece en festivales más alternativos, donde encuentras propuestas más híbridas, de música, performance, texto, poesía. .. La situación es complicada porque no hay mucho apoyo a la cultura aquí en Catalunya. Deberíamos mirar lo que hacen países como Francia o Alemania.
• Creo que el trabajo de fin de grado en el Institut del Teatre ha sido muy importante para ti...
Sí, sí. Se titula Los pájaros mueren así, y tiene como punto de partida 31 poemas y 8 fragmentos filosóficos de Chantal Maillard, una poeta y filósofa belga, que escribe sobre la muerte, la compasión y el dolor. Muchos artistas escriben o han escrito obras y poemas sobre la muerte, y al final, en la UCI es algo con lo que trabajo. El proyecto ha sido un reto. Una investigación práctica como intérprete y al mismo tiempo como directora y creadora. Eso sí, muy bien acompañada con la intérprete Clara Mir, Gerard Vidal, músico y compositor, Mireia Sintes, una gran escenógrafa, y Aida Zumajo, que se ha encargado del registro a dibujo durante los ensayos. Ha sido un proceso precioso que evidentemente también pudo ir mal, porque todo proceso creativo y artístico tiene su momento de crisis, pero no fue así. Yo diría que duró un año, de junio de 2023 a julio de 2024. La fase inicial fue más de investigación teórica y selección de materiales de partida y de establecer mi primer contacto con las palabras de la autora, que tiene unos poemas y ensayos filosóficos muy interesantes, les recomiendo. Es una mujer que tuvo una situación personal bastante complicada, y esto se refleja en cómo habla del dolor, que a mí era algo que me inquietaba mucho en ese momento. También escogí como referente plástico y estético el período azul de Picasso, fruto también de la pérdida de su mejor amigo, que se suicidó. Entonces, primero memoricé los poemas para después, desde la palabra dicha, poder explorar su musicalidad y cadencia, y descubrir cómo traducir todo esto a nivel físico, a una partitura físico-sonora. Es decir, asociaba a cada verso un gesto, acción, movimiento, sonido o palabra. El resultado fueron casi 45 composiciones, a las que después sumé el texto, pero no desde un sitio “convencional”. Mi voz era muy física, todo el cuerpo era ritmo y resonancia y de repente descubrí que había 11 voces distintas, con distintos tonos, direcciones, velocidades, acentos... y las diferencié con colores. Fue un proceso largo, muy solitario al principio, y muy bonito cuando entraron los otros dos intérpretes, y el resto del equipo. En la fase más grupal, pusimos en diálogo y convivencia las composiciones de cada uno, y así fuimos tejiendo la dramaturgia. Una capa sobre otra capa...
• ¿Interpretación basada en la técnica o en el talento innato?
Me declaro una enamorada de la técnica. Defiendo la profesión desde una mirada de rigor, de trabajo y de práctica. Un profesor y maestro que admiro siempre decía que un bailarín tiene muy claro que debe trabajar, practicar y estudiar una coreografía, y lo mismo un músico con la partitura, pero a veces el intérprete se queda colgado, como si no acabara de tener claro qué debe hacer, practicar o trabajar. Y es ahí cuando aparecen los métodos basados en remover y acceder a emociones personales o incluso traumáticas, un peligro. Existen técnicas de voz o metodologías actorales donde como intérprete trabajas y practicas una partitura por la que transitar y la emoción o la expresión ya viene después. Subes al escenario y sabes dónde aferrarte, sabes por dónde debes pasar cada día, cada segundo y cada momento. En mi proyecto la emoción estaba, la expresión estaba, la presencia escénica estaba, pero desde otro camino.
• ¿Esto ha quedado en un resultado final que podrías recuperar en algún momento para volver a ponerlo sobre un escenario?
Durante la creación decidí no pensar en la distribución posterior, quería que fuera un espacio libre de preocupaciones relacionadas con la parte más económica o de ver si encajas o no encajas en una sala u otra. Para mí era importante que fuera un espacio en el que todas pudiéramos crecer, experimentar y aprender, sin filtros más allá de la programación del momento. En cierto modo yo me estaba descubriendo como creadora y quería ser fiel a mis intuiciones para ver cuáles eran los lenguajes que aparecían o investigaba. Es importante defender, proteger y definir el "como una se quiere mostrar o presentar como intérprete y creadora en escena". Creo que me molesta o me enoja la idea de tener que encajar en unos cánones para conseguir visibilidad, recursos o espacios. El arte debería ser diverso e inclusivo, qué aburrimiento si no. Pero sí, es una pieza que sorprendentemente al final del proceso, después de compartirla y presentarla, mucha gente me animó a que la intentara mover... es que el resultado final fue muy bonito y estoy orgullosa de ello. Espero poder moverla, recuperarla y seguir con la investigación. Veremos.
• Ya has hecho cortometrajes, alguna cosita de publicidad...
De publicidad, no mucho. Me apunté a una agencia de publicidad, pero no hice ninguno de los castings que me enviaban. Sólo he hecho un anuncio, el de Navidad de TV3 de hace dos años y porque me llamaron directamente por el corte de pelo que llevaba entonces, ¡imagínate! Dije que sí porque la publicidad se paga muy bien, pero es un mundo muy hostil y superficial. También he hecho un par de cortometrajes (Vinguin les feres y Si mai ens haguéssim separat) y ahora estoy en una compañía con una pieza más bien performativa. También estoy muy obsesionada con el flamenco desde hace un par de años y dos de los profesores que me formaron el pasado año, me han propuesto incorporarme a sus proyectos de investigación práctica en torno al flamenco.
• ¿Te ves como actriz a tiempo completo?
Me resulta difícil proyectarme a futuro sabiendo la realidad del sector. Intento vivir un poco al día a día porque si no te acabas frustrando mucho, aunque evidentemente me encantaría hacer una película con la maravillosa Carla Simón. Hará un año me llegó un casting por el papel del personaje protagonista de la última película de Mar Coll, que de hecho se estrenará en breve. Me acabaron diciendo que no, ¡pero pasé el primer filtro de la directora de casting y la directora dijo que le interesaba mi perfil! Fue mi primer casting así mayor e importante, muchos nervios. Por supuesto me encantaría hacer siempre películas que sean proyectos que me interesen artísticamente y con los que conecte a nivel personal, pero apenas empiezo a ver y aceptar que habrá veces que no podrá ser así y que tengo que entender que es mi oficio y que en ocasiones tendré que hacerlo y ya está. Es decir, a mí idealmente me gustaría poder escoger qué proyectos quiero hacer o no como intérprete, pero creo que al principio es muy difícil, porque si te llegan cosas a las que te ofrecen un sueldo digno y bueno, estabilidad durante unos meses, ostras, no sé... ya veré si llega el momento, pero creo que diría que sí, todo es experiencia. Soy algo contradictoria a veces. Terminé el Grado en julio y ahora, después de mucho tiempo, son los primeros meses que dedico a pensar un poco en cómo quiero encarar mi “futuro artístico”. De todas formas, también me gusta mucho la enfermería, me hace feliz, y creo que es un trabajo muy único y bonito.