Entrevista a Irmina Sánchez Rovira, autora del relato "Obre el ulls" (Desde mi habitación, vol. I, pag. 155)

“Poder volcar los miedos en el papel, entre sollozos y lágrimas, me hizo sentir mucha tranquilidad”

irmina sánchez - relathos HUB
irmina sánchez - relathos HUB

- ¿Qué pensaste cuando tuviste el primer contacto con el proyecto Relat-Hos? ¿Cómo te enteraste?

Estuve una semana ingresada por una hemorragia pulmonar. Después de unos días en el Servicio de Urgencias, me pasaron a planta para observación y para realizar pruebas, ya que la causa no estaba nada clara, ni tampoco que no pudieran repetirse episodios críticos que hicieran necesaria una intervención urgente. Fueron unos días duros, de mucha incertidumbre y en los que es inevitable que la cabeza se aleje y llegue a llevarte a situaciones extremas... En casa tenía un pequeño de 7 años y una bebé de 6 meses esperando. Nunca es buen momento para ponerse muy enfermo pero aquél, sin duda, no era el más adecuado para mí. En uno de esos días en los que intentas tener el corazón fuerte, y eso lo mezclas con momentos de inseguridades, temores y angustia (¡un cóctel de tantas emociones!) apareció Antonia en la habitación explicando el proyecto Relat-Hos, y desde el primer momento me llamó la atención.

-¿Escribes habitualmente? ¿Te lo puso más fácil para hacer tu relato?

Siempre me ha gustado escribir, sobre las propias vivencias, sobre sentimientos, sobre la percepción de lo que me rodea... ¡Y en un momento así era tan fácil soltar las palabras desde dentro!

- ¿Tuviste claro desde el principio que querrías participar?

Me pareció un gran proyecto hecho a medida para motivarme durante aquellos días, una vía para escapar mentalmente durante los ratos de soledad en la habitación, que por suerte no fueron muchos, las tarde-noches sólo, ya que por la mañana ¡ya tenía mi angelito, mi pareja, agarrándome las manos otra vez y arrancándome risas entre las lágrimas! Pero el poder volcar los miedos en el papel, entre sollozos y lágrimas, me hizo sentir mucha tranquilidad. Parece contradictorio todo. En las paredes de un hospital se mezclan tantos sentimientos.

- ¿Recuerdas cómo llegas a escribir tu relato?

Antes de entregarlo, lo leí y releí de nuevo, pero ya no había razón para cambiar ni una sola coma. No podía tener ni una palabra más ni una menos. Así era auténtico, desde el corazón. Salió solo, las palabras se entrelazaban unas con otras de forma fluida. Había mucha emoción por sacar. En aquellas horas sola, cerraba los ojos y me transportaba a mi día a día, a mi gente, a los momentos felices... Imaginaba, me escapaba de allí y del miedo que sentía, recobraba mi vida por un ratito, Cuando todo se tambalea, lo único que importa es eso: las personas que amamos, los pequeños momentos de felicidad. Y el relato es esto, una oda a la rutina: los pequeños momentos de nuestro día a día son los mayores, los que dan todo el sentido a quiénes somos y qué hacemos, a cómo lo hacemos. Los buenos días que damos, los encuentros con los amigos, los abrazos a los pequeños, acariciarlos y mirar cómo duermen, el ruido de una comida en familia... Es impresionante cerrar los ojos, reencontrarte con esto y poder sonreír de felicidad... es una gran suerte descubrir y saber que no necesitamos mucho más para tenerlo todo.

-¿Qué sensaciones tuviste al ver tu relato escrito en el libro?

El libro llegó a mis manos unos meses más tarde: ya todo había pasado, tuve un final feliz, pero los aprendizajes de esos días quedarán en mí para siempre, por lo que reencontrarme con el relato me emocionó mucho. Reconecté con muchas sensaciones, transportándome a aquellas paredes, a aquellos días intensos. Una experiencia así, con la suerte de que todo quede en un susto, debe tener un sentido, en positivo, valorar cada pequeña cosa que hacemos, con salud, con energía, tener oportunidades de hacer, de decidir, de vivir. Estos libros, este proyecto, es también un recordatorio de esto.

- ¿Crees que la escritura es una herramienta terapéutica importante?

¡Por supuesto que sí! Escribir es liberador. Nos permite detenernos y mirarnos por dentro, nos permite conectar con nosotros mismos y nuestro propio mundo. Y también nos deja compartir ese universo interno con los demás. Y en este caso, acaba siendo una ayuda para otras personas que se encuentren viviendo situaciones similares y difíciles: saberte acompañado puede ser un motor importante para tomar fuerzas.

- Para terminar, ¿puedes recomendarnos un libro?

Difícil elegir... Me viene a la cabeza Dime quién soy, de Julia Navarro. Me gusta la novela histórica, a la vez que es un libro que nos habla de la identidad. Quizás me viene a la cabeza éste pensando que estar en un hospital y llegar a perder la salud nos da lecciones y nos acerca a este repaso de la propia identidad, tan necesario a veces para seguir caminando con plenitud y con los valores bien situados. Saber quiénes somos. Y a pesar de salir de las preguntas, voy más allá y no puedo dejar de agradecer la parte humana de todas las personas que trabajan en la sanidad, que cura con risas, que acompaña a las angustias, que sostiene los miedos de las personas que cuida. ¡No sabéis cómo llegáis a perdurar en estos recuerdos!

GRACIAS DE CORAZÓN.

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