Los hongos son formas de vida ampliamente distribuidas en la naturaleza. El número de esporas de hongos en la atmósfera es muy superior al de granos de polen y a diferencia de éstos, los hongos pueden aparecer en cualquier época del año, ya que crecen en función de la temperatura y humedad ambientales.
Los hongos son formas de vida ampliamente distribuidas en la naturaleza. El número de esporas de hongos en la atmósfera es muy superior al de granos de polen y a diferencia de éstos, los hongos pueden aparecer en cualquier época del año, ya que crecen en función de la temperatura y humedad ambientales. La mayoría se desarrollan en condiciones óptimas entre los 20ºC y los 40ºC, aunque hay excepciones, y la humedad relativa idónea oscila entre el 78% y el 95%, aunque pueden adaptarse a ambientes más secos.
Los hongos ayudan a mantener el equilibrio ecológico digiriendo la materia orgánica, especialmente la de origen vegetal; por ello son abundantes en los suelos de los campos, bosques, parques y jardines, pero sus esporas pueden ser transportadas por el viento incluso a grandes distancias.
A nivel doméstico los encontramos allí donde hay materia orgánica: fibras textiles, alimentos (fruta, zumos, leche, queso, harina, pan, patatas…), pieles (zapatos, botas, abrigos…), papel, plantas de interior, etc. Podemos encontrarlos en la cocina, los armarios de ropa y zapatos, en los lavabos, en las bibliotecas, en las paredes húmedas, en aparatos de aire acondicionado y humidificadores de aire, en las macetas, etc. A nivel industrial, se utilizan en la fabricación de vinos, quesos y antibióticos; también se encuentran en almacenes de frutas y silos.
En los exteriores de las viviendas:
- No cortar el césped, evitar salidas al campo en los días húmedos y lluviosos, evitar acercarse a zonas donde haya mucha vegetación muerta o en estado de descomposición y no remover hojas secas del suelo.
En los interiores de las viviendas:
- Es recomendable habitar en viviendas soleadas, lejanas a zonas costeras, lagos o bosques (en la medida de lo posible).
- Evitar humedades en paredes y ventanas aireando las habitaciones.
- Limpiar las habitaciones con frecuencia, y preferiblemente con aspirador para evitar que se acumule el polvo (favorece el crecimiento de los hongos).
- El aire acondicionado y las calefacciones resecan el ambiente y por tanto son beneficiosos para disminuir la cantidad de hongos. Se recomienda utilizar filtros adecuados y limpiarlos habitualmente para evitar la acumulación de esporas en los circuitos.
- Mantener las habitaciones secas en general, sobre todo los baños. Las cortinas de ducha, toallas y alfombras de baño suelen ser fuentes de humedad importantes).
- Espacios de almacenaje: no guardar ropa o calzado húmedos en armarios o zonas con poca ventilación.
- No utilizar algodón para rellenar cojines, mantas o forros de muebles.
- Limpiar regularmente la nevera y no dejar alimentos fuera de esta durante mucho tiempo.
- Eliminar la basura rápidamente, evitar plantas de interior, flores secas, macetas, emplear pinturas fungicidas, etcétera.
Servicio de Alergología