-¿Has tenido la enfermedad?
No
-¿Cómo ha cambiado tu trabajo con esta crisis?
Hemos pasado de trabajar en unas unidades donde estaba todo montado a tener que trabajar en los módulos nuevos, donde había máquinas diferentes, teniéndonos que adaptar rápidamente al cambio. Afrontar el nuevo paciente, la información la incorporábamos día a día, ha sido una evolución y una adaptación constante. Cuando entraban en la habitación de un enfermo que teníamos aislado por la Covid-19 nos teníamos que poner la bata aislante, una mascarilla las gafas de protección... Teníamos que estar de 2 a 4 horas con las protecciones puestas, esto suponía mucha angustia. Trabajar así es muy incómodo.
-¿Ha cambiado la relación con los compañeros?
Hemos tenido que adaptar diferentes roles. De ser prácticamente principiante, he pasado a ser referente porque, de los equipos que formaban nuevos, era la que más tiempo llevaba trabajando con este tipo de enfermo.
-¿Has tenido miedo de contagiarte o de llevar la enfermedad a casa?
Sí. Pero tengo la suerte que vivo con mi pareja y no tenemos ninguna persona con factores de riesgo en casa. Pero, al llegar a casa, si que era como un ritual, dejar la ropa en la entrada, no mezclar ropa, mantener el distanciamiento social...
-¿Qué es lo peor que has vivido este días?
Lo peor ha sido ver las condiciones en que morían los pacientes, al principio morían solos, después ya podía entrar un familiar. Es frustrante darlo todo por el paciente y ver como se complica en un momento y no puedes hacer nada.
-Cita una cosa positiva de esta crisis...
El crecimiento personal y profesional.