El Servicio Extendido de Neurocirugía Bellvitge - Joan XXIII introduce en Tarragona una nueva técnica mínimamente invasiva

- Innovación

Especialistas del Servicio Extendido de Neurocirugía del Hospital Universitario de Bellvitge y el Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona han reconstruido por primera vez en el centro médico tarraconense vértebras de un paciente con una técnica nueva de última generación mínimamente agresiva.

Esta técnica combina imágenes en tiempo real con un software de navegación que guía a los neurocirujanos en procedimientos complejos como, por ejemplo, la vertebroplastia.

La vertebroplastia consiste en inyectar un material similar al cemento para reconstruir algunas de las vértebras lesionadas y deformadas. Se realizan unas incisiones en la espalda de dos milímetros para llegar a las vértebras con unas agujas, sin perforar estructuras nerviosas o vasculares, gracias a la planificación precisa que se ha hecho con anterioridad.

Los neurocirujanos del equipo que dirige el Dr. Andreu Gabarrós reconstruyeron las vértebras de un paciente que había sufrido un mieloma (tumor), con la técnica Needle Guide del angiógrafo Artis pheno de Siemens Healthineers. Esta técnica avanzada, poco agresiva para el paciente, combina imágenes en tiempo real con un software de navegación que guía a los neurocirujanos en procedimientos percutáneos complejos, como la colocación de tornillos transpediculares o, como en este caso concreto, en la vertebroplastia.

En este caso, el paciente sufrió un mieloma en la columna vertebral, ya superado, que supuso lesiones y la descomposición de algunas vértebras. La intervención consistió, básicamente, en inyectar un material similar al cemento en algunas de las vértebras afectadas para darles consistencia, ya que estaban vacías y deformadas.

Esta técnica, nueva en la provincia de Tarragona y en el Hospital Joan XXIII, permite proyectar un láser en la espalda hasta llegar a las vértebras de la columna, evitando los nervios, los vasos sanguíneos y otras estructuras. Posteriormente, se pincha con una aguja de dos milímetros que sigue la trayectoria del láser, hasta llegar a la vértebra, donde se inyecta el material de reconstrucción. El paciente sólo tiene incisiones de dos milímetros, sin sangrado, sin daño de estructuras musculares, nerviosas ni de vasos sanguíneos.

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