¡Cómo cambia la vida!

Inma Padilla - Relathadora HUB 2024

Hay días que, cuando una pone los pies en el suelo para levantarse, no sabe que su vida, ese día, va a cambiar para siempre.

Eso me pasó a mí el día 2 de noviembre de 2017.

Me levanté y salí de casa pensando que todo sería igual que cada día, que iría a cuidar a mis abuelitos, luego para casa y me prepararía para mi trabajo en el hospital.

Pero no fue así, tenía que tender una lavadora antes de irme a trabajar, pero… no pude. Algo se rompió dentro de mi cabeza. Un destello de luz como una bengala, me dejó inmóvil. Ahora sé qué fue lo que se “rompió” … un aneurisma (es como un pequeño globo que se forma en un vaso sanguíneo del cerebro). Me llenó toda la cabeza de sangre, me dejó sin fuerza todo el lado izquierdo y me tuvieron que llevar al hospital.

De mi llegada al hospital y de los días posteriores no guardo ningún recuerdo. Existe casi un mes en mi vida que he vivido, pero no recuerdo. Y, casi mejor, porque, por todo lo que me han contado, no fue nada agradable para mí.

Tuve todas las complicaciones que una persona en estas circunstancias puede tener. Pero cuando todo esto ya pasa, te dan el alta y tienes que marchar a casa.

Ahí empieza realmente tu vida, otra vez. En el hospital te encuentras muy segura y muy protegida… a mí me invadía la sensación de un miedo y una inseguridad inmensa.

Sales y te enfrentas a tu día a día, donde tu entorno no quiere dejarte solo, y eso todavía te crea más miedo e inseguridad. Todo se te hace un mundo, pero tienes que hacer lo que hacías antes, pero con reservas.

No puedes coger peso, no tienes que ponerte nerviosa… ¿Cómo se consigue eso cuando no puedes hacer casi nada?

Tienes visitas médicas, te han de acompañar y siempre estás necesitando a alguien.

Dudas, muchas dudas, miedos, muchos miedos.

Cuando has sido una persona sana, muy fuerte, muy independiente como yo, todo esto se te hace muy difícil.

Superada la primera etapa, te das cuenta de que tienes carencias que antes no tenías, no te concentras, te cambia el carácter como cuando estás hormonando, hay días que no me aguanto ni yo...

Estas más cansada y no eres tan resolutiva como eras, y esa gran duda sobre tu cabeza: ¿Podré volver algún día a mi puesto de trabajo?

Es un trabajo físicamente duro, donde hay privación del sueño, donde vives momentos muy estresantes, ya que son las urgencias de un gran hospital de tercer nivel.

Al final llegas a la conclusión de que no te ves preparada, pero cuando el neurólogo te diga que puedes volver, lo intentarás, pero, si no puedes salir airosa de ese nuevo reto, será otra decepción que tendrás que asumir en esta nueva etapa que te ha tocado vivir. Y tendrás que resolverlo lo mejor que puedas.

Soy una persona muy afortunada, porque he tenido todo el apoyo, compañía y cariño de mi familia, mi hijo, amigos, compañeros y compañeras de trabajo. Ya han pasado cuatro meses y todavía no me han dejado sola.

Eso sí, no todo ha sido malo. He recuperado personas que habían desaparecido de mi vida y me ha hecho inmensamente feliz. Pero la enfermedad es muy dura y la incertidumbre y el miedo, más. Y tienes que aprender a apoyarte en todas esas personas que gracias a Dios tienes a tu alrededor que se brindan a ti para que lo hagas. Lo único que puedo hacer a día de hoy es dar gracias a Dios y a mi buena gente. Gracias.

Inma Padilla Fernández

Imatge de Gisela Merkuur en Pixabay