“El ver escrito como me sentía fue sanador para mí”
- ¿Cómo conoces el proyecto RELAT-Hos?
- Estaba ingresada cuando vino a mi habitación Antonia Castro, que había sido compañera mía trabajando en el turno de noche en la REA. Sabía que estaba ingresada y vino a verme para animarme a participar en el proyecto. En un principio dejé el tema un poco aparcado, pero luego pensé que podía ser positivo explicar cómo me sentía. Cuando salí del hospital, después de pasar por un aneurisma, intentaba leer y no podía hacerlo, me costaba mucho concentrarme. Solo el hecho de coger un bolígrafo y una hoja de papel y explicar cómo te sientes ya es terapéutico, te hace tomar una conciencia de cómo estás realmente.
- ¿Tuviste claro desde el principio que querías participar?
- Lo escribí a los pocos días de estar en casa y entonces se lo hice llegar a Antonia. En un principio creí que escribir el relato me iba a costar mucho esfuerzo por las dificultades de concentración que tenía. Salí del hospital bastante confusa y dispersa. No recordaba nada de dos meses de mi vida y eso te crea mucha inseguridad y mucho estrés. Sin embargo, en el momento en que cogí el bolígrafo y empecé a escribir, me di cuenta que había estado enferma, que seguía estando enferma y que posiblemente lo estaría toda la vida ¡De peores he salido! y escribí cómo me sentía en ese momento, y eso me ayudó a poner un poco de orden. Parece mentira, pero cuando escribes algo y luego lo lees, es como si te dieras cuenta de que realmente tus sensaciones son ciertas. A veces no encuentras las palabras adecuadas, pero escribiendo parece que son más verdad. Escribir el relato me sirvió para tomar una serie de decisiones y coger a mi vida por los cuernos de nuevo. Para mí fue algo muy bueno y lo aconsejaría a cualquier persona que pueda hacerlo, que se vea en la situación de haber estado enfermo y poder explicarlo. Para mí fue como empezar un poquito mi salvación. Era auxiliar de enfermería de Urgencias. Siempre he sido una persona muy empática, de hecho dejé de trabajar con los enfermos en planta porque me los llevaba a casa. Sin embargo, no escribí el relato influida por mi parte profesional, sino que lo hice como enferma, porque no sabía ni por donde me daba el aire. Cuando te pasa algo así, todo lo que antes era completamente necesario pasa a un segundo plano. Sabes que sigues estando aquí, que debes hacer cosas, pero no encuentras ni el momento ni la situación, ni nada que te anime a hacerlo. Por eso el hecho de tomar la decisión de escribir para mí fue como empezar a recomponer mi vida a partir de los trocitos que me habían ido quedando.
- ¿Escribes o escribías habitualmente?
- Siempre me ha gustado mucho leer, pero escribir no era una vocación que tuviese antes ni es algo que se haya quedado arraigado en mi después del relato. Sigo leyendo mucho, después de unos años de dificultad a raíz del aneurisma, que fue hace seis años. Ahora desde hace un par de años vuelvo a retener y a acordarme de lo que leo, pero ha sido muy duro llegar hasta aquí.
- ¿Qué sensaciones tuviste al ver tu relato en el libro?
- Me sentí bien al ver mi relato publicado en el libro y lloré porque hay mucha verdad en ese relato. Lloré, porque cuando lees cosas que has escrito, y te acuerdas de cómo estabas y ves cómo estás hoy no puedes evitar emocionarte. La enfermedad es horrorosa y la dependencia de tu entorno es horrorosa, sobre todo cuando eras una persona muy independiente, al final es otra lección que tienes que aprender. El ver escrito como me sentía fue sanador para mí. Supuso darme cuenta de que seguía siendo Imma, pero que a la vez ya no era la misma persona que antes.
- ¿Crees que la escritura es una herramienta terapéutica importante?
- Creo firmemente en la capacidad terapéutica de la escritura, y el saber que eso le puede ayudar a alguien, que formas parte de un proyecto es un reconocimiento. Pienso que todas las personas que superamos una enfermedad tenemos unos puntos en común: incertidumbre, miedo, mucha fragilidad… y esos sentimientos reflejados en unos folios, que después pasan a un libro y que pueden ayudar a alguien configuran una experiencia muy bonita. Y es que todo el mundo, con o sin faltas de ortografía, escriban mejor o peor, se tiene que animar a hacerlo. Antes, había visto esos sentimientos compartidos desde el otro lado. A veces iba a ver enfermos por la noche y canturreabas algo con ellos y la preocupación o la angustia que pudieran estar sintiendo pasaba a un segundo plano. Tenía la sensación que compartir momentos de ese tipo te hacen más persona, no sé…Decirles cualquier cosa que les haga romper por un momento con la situación de angustia que están viviendo… todo eso es bueno y es terapéutico.
- ¿Por último, nos puedes recomendar un libro?
- Me doy permiso para…, de Joaquín Argente. Es un libro que me regalo una compañera de trabajo cuando me estaba divorciando y fue la mejor ayuda que tuve en ese periodo de mi vida.