El Informe HASPO (Humanización de la Atención Sociosanitaria a la Persona que vive con Obesidad) recoge una serie de líneas estratégicas y acciones específicas para mejorar la humanización de la atención sociosanitaria de las personas con obesidad, fruto de las aportaciones de un grupo multidisciplinar expertos.
En la elaboración del informe, impulsado por la Fundación Humans, han colaborado de forma activa el Dr. Fernando Fernández Aranda, coordinador de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital de Bellvitge (HUB) e investigador del IDIBELL, como miembro del comité coordinador del proyecto y la Dra. Susana Jiménez, jefe del Servicio de Psicología Clínica, coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del HUB e investigadora del IDIBELL, y Eduardo Valenciano, colaborador de la unidad y del IDIBELL.
El Informe HASPO subraya la importancia de abordar la obesidad desde una perspectiva integral y humana, que reaccione de forma enérgica a la estigmatización y discriminación. Pone énfasis también en la necesidad de una formación continuada para los profesionales de la salud en la atención sociosanitaria de las personas con obesidad.
Entre las propuestas que incluye el documento figuran la necesidad de una formación específica sobre hábitos saludables para la prevención de la obesidad en el ámbito educativo; la sensibilización de los profesionales sanitarios, insistiendo en que se trata de una enfermedad y la relevancia del estigma social que comporta; la formación universitaria mínima obligatoria sobre obesidad en los grados de Medicina y Ciencias de la Salud y la creación de un decálogo de acciones en los hospitales que garantice la intimidad de las personas con obesidad.
En el epílogo del Informe HASPO el Dr. Fernández Aranda destaca la importancia de comprender que la obesidad "es una condición compleja que puede estar influenciada por factores genéticos, ambientales y sociales y que la culpa y la vergüenza no son soluciones eficaces para su tratamiento". Por el contrario, la humanización se basa en una relación del profesional con el paciente basada en el respeto, la compasión y la dignidad y que también implica “reivindicar políticas y prácticas que promuevan la equidad y la justicia en la atención médica, educación y el trabajo”, concluye.
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